martes, 24 de abril de 2012

La audacia de vivir ---Osho

Si tuviera que resumir en una sola expresión cuál es la raíz de todos los males del alma que afligen a la mayoría de las personas que deciden recurrira la ayuda terapéutica para atravesar algún momento difícil de su vida,diría sin dudarlo un instante que es el miedo.
El miedo a vivir en todas susfacetas: miedo al vacío, a no ser queridas, a no dar la talla, a perder lo poco o mucho que creen poseer, a cambiar de trabajo, de casa, de amigos, de vida... En definitiva, el miedo a fluir con el presente, a arriesgarse a lo desconocido, a morir...Sin embargo, quien osa vivir plenamente no tiene miedo a la muerte, pues la muerte se está produciendo instante a instante con el renovarse de las células, la pérdida del cabello, la irrepetibilidad de una puesta de sol, la fugacidad de los buenos y de los malos momentos, la caída del telón, con o sin aplausos, al acabar cada una de las escenas del guión de nuestra vida.Toda mi vida, ha sido una carrera contra reloj para vencer distintos miedos: a la oscuridad y a la soledad en la infancia; a no ser adecuado o a carecer de un lugar propio en la adolescencia; a que no se realizasen nunca los sueños de juventud o a cometer un error irreparable en la elección de mi destino; a no merecer ser amado por el hecho de existir, en los primeros años de vida adulta; a no conseguir la excelencia en el desempeño de mis diferentes profesiones; a no dejar una huella tras mi muerte física...Cuando cumplí 50 años, tuve un sueño que cambió mi vida por dentro, aunque no se produjeron signos externos expectaculares:"Desde lo alto de una montaña, veo ascender por una de sus laderas a gentesque se precipitan por alcanzar la cima, dándose codazos, sobrecargadas defardos inútiles, sofocadas y a trompicones. .. Por la otra, descienden suavemente otras personas, que se entretienen en oler las flores del camino,disfrutando de cada una de sus vueltas y revueltas, con la mirada dirigida hacia el mar en el que desembocaba el descenso. Dejo mi mochila de trastos inútiles y me uno gozoso a esa especie de hermandad del lento caminar que acabo de descubrir".Al despertarme, me sentía ligero como el vuelo incesante de las golondrinas,rico como un campo inundado de retama, gozoso como el trino de los pájarosal alba. Muchos miedos empezaron a abandonarme desde entonces a su propio ritmo; entre ellos, el miedo al compromiso, a perder el tiempo, a entregarme a cambio de nada, a aceptar una sonrisa gratuita y transparente, a carecerde lo necesario en la vejez, a no llegar a la vejez...
Como dice con sencillez y claridad el escritor y guía espiritual Arnaud Desjardins, en su libro de próxima aparición en castellano, "La audacia de vivir", (Ediciones La Llave, Vitoria) de donde tomo el título de este artículo: "Atreverse a vivir es atreverse a morir en cada instante, pero también atreverse a nacer, es decir, franquear las grandes etapas de la existencia, en las que aquel o aquella que hemos sido muere para dar lugar a otra persona, con una visión del mundo renovada... hasta llegar a la etapa última del Despertar... ". Pero también consiste en vencer todos los miedos a lo que llevamos en nuestro interior": a nuestro demonio y a nuestro ángel internos, a nuestro inconsciente reprimido y a nuestro supraconsciente queespera ser revelado y actualizado. Tal vez, la audacia de vivir suponga simplemente responsabilizarnos de la inmensa libertad que tenemos para ser felices a partir de este mismo instante, sin posponerlo siempre para un mañana que nadie nos ha garantizado.
 A veces, sólo se necesita un pequeño acompañamiento, un empujón definitivo o, simplemente, atreverse a seguir AQUI Y AHORA el impulso del SER que aflora a cada instante.Quien identifica su miedo principal, puede dejar para el postre sus miedos secundarios. Lo peor es el miedo indeterminado que se convierte en angustia y que, como muy poéticamente expresa F.M. en su libro de relatos "Ciclos"(Ediciones Lengua de Trapo, Madrid, 2000) "El miedo que germina de la semilla abstracta de un desastre intangible establece pactos con la muerte.Quien los sufre en exceso tiende a hacer de su casa un ataúd y de su soledad un infierno. Es un temor que estanca. Nos convence de que el desasosiego proviene de un pasado inamovible."Mi experiencia me dice que el pasado sólo es inamovible si cristaliza en nuestra sangre y en nuestros huesos, convirtiendo nuestro presente en la repetición de un guión. Un guión, a cuyo protagonista -nosotros mismos-condenamos a morir lenta y repetidamente. Y sólo por no atrevernos a admitir pura y simplemente que somos el guionista, el director y el actor principalde nuestra propia vida, cuando nos decidimos a tener la audacia de vivir.
LaVida se convierte entonces en una auténtica Obra de Arte única e irrepetible.

OSHO

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