viernes, 21 de septiembre de 2012

El eterno retorno



AQUELLOS QUE NO APRENDEN NADA DE LOS HECHOS
DESAGRADABLES DE SUS VIDAS , FUERZAN A LA
CONCIENCIA COSMICA A QUE LOS REPRODUZCA
TANTAS VECES COMO SEA NECESARIO ,PARA
APRENDER LO QUE ENSEÑA EL DRAMA DE LO SUCEDIDO.
LO QUE NIEGAS TE SOMETE
LO QUE ACEPTAS TE TRANSFORMA

JUNG

martes, 18 de septiembre de 2012

Nuestras prioridades definen nuestra vida

Nuestras acciones expresan nuestras prioridades .(Gandhi )
En nuestra vida estamos tomando decisiones todo el tiempo , en este proceso elegimos los diferentes caminos que transitamos  y al tomar caminos renunciamos a otros , siempre que elegimos viene aparejada una perdida .
Si al decidir no tenemos en claro nuestra prioridad , es muy probable , que hagamos cosas que consideramos superfluas y dejemos de hacer cosas que consideramos prioritarias.
Nuestra vida la definimos con nuestras elecciones ,asi en la medida que vivimos con mas conciencia de lo que queremos en profundidad , al momento de elegir tenemos mas claro el camino a seguir
Muchas veces creemos que la vida es infinita y hacemos todo lo que se presenta o lo que nuestra cultura manda , sin decir NO a nada ,esto nos lleva a estar presionados y disconformes porque nunca alcanza el tiempo.....
Por eso , cuando no definimos nuestras prioridades ....todo los colectivos nos quedan bien y quizas nos llevan a destinos que no queriamos .
Y terminar estando en lugares que no queriamos es lo mas frustrante que nos puede pasar , igual siempre se puede re direccionar las cosas , siempre y cuando ponga en claro ,hacia donde quiero ir , y los costos y renuncias que tengo que asumir.
Dado que estamos eligiendo todo el tiempo , es muy importante en algun momento del dia parar la pelota y preguntarme ...
Todo lo que estoy eligiendo esta alineado con lo que quiero para mi ?????
Que es lo que gano ??? y que es lo que pierdo ??? cada vez que elijo ....
La inconsciencia sirve para hacer cosas que no nos animamos , pero en exceso nos lleva a lugares que no queriamos ir ...en algun momento siempre es bueno parar y hacernos preguntas ....

MR 14/9/2012

jueves, 13 de septiembre de 2012

Lo unico que importa

Lo que yo digo tiene muy poco valor; usted lo olvidará una vez cierre este libro, o recordará y repetirá ciertas frases, o comparará con lo que ha leído en otros libros, pero no se enfrentará a su propia vida.
Y esto es lo único que importa: su vida, usted mismo, su pequeñez, su superficialidad, su brutalidad, su violencia, su codicia, su ambición, su sufrimiento diario y su dolor interminable. Esto es lo que tiene que comprender, y nadie en la tierra o en el cielo lo va a hacer por usted, sino usted mismo".

Krishnamurti

domingo, 9 de septiembre de 2012

Somos capaces



Aceptacion y Lucha

Señor,
Dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo
y sabiduría para poder diferenciarlas.

Reinhold Niebuhr

---------------------------------------------------------------------------
Esta frase resume ,en la encrucijada que  se encuentra el ser humano permanentemente .
Hay muchos que hacen de la aceptacion una religion , pero si no lucharamos por cambiar las cosas el hombre no hubiera evolucionado , ya que el cambio del Status quo requiere una convicion de lucha .
La no aceptacion de lo que el mundo nos presenta es donde comienza el cambio , por eso no aceptar es la premisa de nuestra evolucion .
Ahora si en la lucha por cambiar  ,lo unico que genero en mi vida es insatisfaccion , dolor , miedo , agresion extrema , mi vida la convierto en un calvario.
Tambien muchas veces la vida me presenta situaciones que no puedo cambiar y luchar o no aceptar esta realidad solo me genera dolor e infelicidad .
Como bien dice la frase el gran desafio , es poder discernir entre lo que se puede o quizas tambien entre lo que elijo aceptar o lo que elijo cambiar.
Como siempre todos estamos sometidos a la busqueda del equilibrio.....no hay cosas buenas o malas ...todo depende la intensidad en que las vivimos .
Tanto la aceptacion ,como la lucha en sus extremos son perjudiciales y en su justa medida  pueden ser muy beneficiosas para vivir en armonia y paz.


MR 9/9/2012

Las crisis son para evolucionar

"La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y a los países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar ‘superado.’"

Albert Einstein

Somos visitantes

Nuestra verdadera casa

domingo, 2 de septiembre de 2012

Frases sobre la compasion


Sé amable; cada hombre que conozcas está peleando una gran batalla.
IAN MACLAREN.

Somos todos diferentes, pero una vez que entendemos nuestras diferencias,
entonces podemos ver nuestras similitudes.
KIARA TATUM.

El día en que dejemos de mostrar compasión
hacia nuestro enemigo, nosotros seremos el enemigo.
(Friedrich Schiller)
-------------------------------------------------------------------------------
Compasion conmigo mismo
  • La Compasión nace del reconocimiento que cada uno de nosotros lo estamos haciendo tan bien como podemos dentro de los límites de nuestras creencias y capacidades actuales.

  •  JUNG
    -------------------------------------------------------------------------------
    La compasion surge cuando logro ponerme en el lugar del otro ,desde su lugar y no desde el mio y me hago cargo que al otro le pasan las mismas cosas que a mi y que toma diversos caminos a los que elijo yo .
    compasion es comprender y no diabolizar  al otro por que hace algo distinto a lo que mi escala de valores indica .
    Solo cuando me pongo en el lugar del otro ,en su situacion y entendiendo su historia , su escala de valores puedo ser compasivo ,
    Comprender , no quiere decir que este de acuerdo o lo deje hacer (en caso de que me afecte )lo que quiera ,
    Para que me sirve ser compasivo
    Me sirve , para no juntar rencor , para no enojarme , para poner limites sanos ,para ayudar pero sin ser manipulado ,sirve para ver que se lo hace a el , que no me lo hace ami ,para estar en paz

    Es nuestra decision....

    "Es tu decisión donde quieras vivir...
    en el infierno o en el cielo...
    porque donde quiera que escojas vivir,
    tendras que crearlo."

    OSHO

    sábado, 1 de septiembre de 2012

    La sombra---Ruediger Dahlke

    El individuo dice «yo» y con esta palabra entiende una serie de características: «Varón, alemán, padre de familia y maestro. Soy activo, dinámico, tolerante, trabajador, amante de los animales, pacifista, bebedor de té, cocinero por afición, etc.» A cada una de estas características precedió, en su momento, una decisión, se optó entre dos posibilidades, se integró un polo en la identidad y se descartó el otro. Así la identidad «soy activo y trabajador» excluye automáticamente «soy pasivo y vago». De una identificación suele derivarse rápidamente también una valoración: «En la vida hay que ser activo y trabajador; no es bueno ser pasivo y vago.» Por más que esta opinión se sustente con argumentos y teorías, esta valoración no pasa de subjetiva.
     Desde el punto de vista objetivo, esto es sólo una posibilidad de plantearse las cosas—y una posibilidad muy convencional—.
    Por lo tanto, cada identificación que se basa en una decisión descarta un polo. Ahora bien, todo lo que nosotros no queremos ser, lo que no queremos admitir en nuestra identidad, forma nuestro negativo, nuestra «sombra». Porque el repudio de la mitad de las posibilidades no las hace desaparecer sino que sólo las destierra de la identificación o de la conciencia. El «no» ha quitado de nuestra vista un polo, pero no lo ha eliminado.
     El polo descartado vive desde ahora en la sombra de nuestra conciencia. Del mismo modo que los niños creen que cerrando los ojos se hacen invisibles, las personas imaginan que es posible librarse de la mitad de la realidad por el procedimiento de no reconocerse en ella. Y se deja que un polo (por ejemplo, la laboriosidad) salga a la luz de la conciencia mientras que el contrario (la pereza) tiene que permanecer en la oscuridad donde uno no lo vea.El no ver se considera tanto como no tener y se cree que lo uno puede existir sin lo otro.
     Llamamos sombra (en la acepción que da a la palabra  C. G. Jung) a la suma de todas las facetas de la realidad que el individuo no reconoce o no quiere reconocer en sí y que, por consiguiente, descarta. La sombra es el mayor enemigo del ser humano: la tiene y no sabe que la tiene, ni la conoce.
    La sombra hace que todos los propósitos y los afanes del ser humano le reporten, en última instancia, lo contrario de lo que él perseguía.
    El ser humano proyecta en un mal anónimo que existe en el mundo todas las manifestaciones que salen de su sombra porque tiene miedo de encontrar en sí mismo la verdadera fuente de toda desgracia.
    Todo lo que el ser humano rechaza pasa a su sombra que es la suma de todo lo que él no quiere. Ahora bien, la negativa a afrontar y asumir una parte de la realidad no conduce al éxito deseado. Por el contrario, el ser humano tiene que ocuparse muy especialmente de los aspectos de la realidad que ha rechazado. Esto suele suceder a través de la proyección, ya que cuando uno rechaza en su interior un principio determinado, cada vez que lo encuentre en el mundo exterior desencadenará en él una reacción de angustia y repudio.
     Proyección significa, pues, que con la mitad de todos los principios fabricamos un exterior, puesto que no los queremos en nuestro interior.
    Nosotros siempre sentimos nuestra sombra como un exterior, porque si la viéramos en nosotros ya no sería la sombra. Los principios rechazados que ahora aparentemente nos acometen desde el exterior los combatimos en el exterior con el mismo encono con que los habíamos combatido dentro de nosotros. Nosotros insistimos en nuestro empeño de borrar del mundo los aspectos que valoramos negativamente. Ahora bien, dado que esto es imposible —véase la ley de la polaridad—, este intento se convierte en una pugna constante que garantiza que nos ocupamos con especial intensidad de la parte de la realidad que rechazamos.
     Esto entraña una irónica ley a la que nadie puede sustraerse: lo que más ocupa al ser humano es aquello que rechaza.
    Y de este modo se acerca al principio rechazado hasta llegar a vivirlo. Es conveniente no olvidar las dos últimas frases.
    El repudio de cualquier principio es la forma más segura de que el sujeto llegue a vivir este principio. Según esta ley, los niños siempre acaban por adquirir las formas de comportamiento que habían odiado en sus padres, los pacifistas se hacen militantes; los moralistas, disolutos; los apóstoles de la salud, enfermos graves.
     No se debe pasar por alto que rechazo y lucha significan entrega y obsesión. Igualmente, el evitar en forma estricta un aspecto de la realidad indica que el individuo tiene un problema con él.
    Los campos interesantes e importantes para un ser humano son aquellos que él combate y repudia, porque los echa de menos en su conciencia y le hacen incompleto. A un ser humano sólo pueden molestarle los principios del exterior que no ha asumido.
    Nuestra sombra nos angustia. No es de extrañar, por cuanto que está formada exclusivamente por aquellos componentes de la realidad que nosotros hemos repudiado, los que menos queremos asumir.
    La sombra es la suma de todo lo que estamos firmemente convencidos que tendría que desterrarse del mundo, para que éste fuera santo y bueno. Pero lo que ocurre es todo lo contrario: la sombra contiene todo aquello que falta en el mundo —en nuestro mundo—para que sea santo y bueno. La sombra nos hace enfermar, es decir, nos hace incompletos: para estar completos nos falta todo lo que hay en ella.
    El que no tenga miedo a este viaje por la oscuridad será finalmente un auténtico salvador, un redentor. Por ello, todos los héroes míticos han tenido que luchar contra monstruos, dragones y demonios y hasta contra el mismo infierno, para ser salvos y salvadores.
     La sombra produce la enfermedad, y el encararse con la sombra cura. Ésta es la clave para la comprensión de la enfermedad y la curación.
     La sombra hace simulador al ser humano. La persona siempre cree ser sólo aquello con lo que se identifica o ser sólo tal como ella se ve. A esta autovaloración llamamos nosotros simulación. Con este término designamos siempre la simulación frente a uno mismo ( no las mentiras o falsedades que se cuentan a los demás). Todos los engaños de este mundo son insignificantes comparados con el que el ser humano comete consigo mismo durante toda su vida. La sinceridad para con uno mismo es una de las más duras exigencias que el hombre puede hacerse. Por ello, desde siempre el conocimiento de sí mismo es la tarea más importante y más difícil que pueda acometer el que busca la verdad.
     En resumen: el ser humano, como microcosmos, es réplica del universo y contiene latente en su conciencia la suma de todos los principios del ser. La trayectoria del individuo a través de la polaridad exige realizar con actos concretos estos principios que existen en él en estado latente, a fin de asumirlos gradualmente. Porque el discernimiento necesita de la polaridad y ésta, a su vez, constantemente impone en el ser humano la obligación de decidir. Cada decisión divide la polaridad en parte aceptada y polo rechazado. La parte aceptada se traduce en la conducta y es asumida conscientemente. El polo rechazado pasa a la sombra y reclama nuestra atención presentándosenos aparentemente procedente del exterior. Una forma frecuente y específica de esta ley general es la enfermedad, por la cual una parte de la sombra se proyecta en el físico y se manifiesta como síntoma. El síntoma nos obliga a asumir conscientemente el principio rechazado y con ello devuelve el equilibrio al ser humano. El síntoma es concreción somática de lo que nos falta en la conciencia. El síntoma, al hacer aflorar elementos reprimidos, hace sinceros a los seres humanos.

    algunas veces.....

    Algunas veces, las personas llegan a nuestras vidas y
    rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe de
    ser así, para servir un propósito, para enseñar una lección, para
    descubrir quiénes somos en realidad, para enseñarnos lo
    que deseamos alcanzar.

    Tú no sabes quiénes son estas personas, pero cuando fijas tus
    ojos en ellas, sabes y comprendes que afectarán a tu
    vida de una manera profunda.

    Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas
    e injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas
    cosas nunca habrías realizado tu potencial, tu fuerza o el
    poder de tu corazón.

    Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad
    o por la suerte... Enfermedades, heridas, el amor, momentos
    perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para
    probar los límites de tu alma.

    Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera
    recién pavimentada, suave y lisa. Una carretera directa sin
    rumbo a ningún lugar, plana, cómoda y segura, más
    empañada y sin razón.

    La gente que conoces afecta a tu vida; las caídas y los triunfos
    que tú experimentas crean la persona que eres.
    Inclusive se puede aprender de las malas experiencias.
    Es más, quizás sean las más significativas en nuestras vidas.
    Si alguien te hiere, te traiciona o rompe tu corazón, le das
    las gracias porque te ha enseñado la importancia de perdonar,
    de dar confianza y de tener más cuidado de a quien le
    abres tu corazón.

    Si alguien te ama, ámalo tu también; no porque él o ella te ame,
    sino porque te han enseñado a amar y a abrir tu corazón y
    tus ojos a las cosas pequeñas de la vida.

    Haz que cada día cuente y aprecia cada momento, además de
    aprender de todo lo que puedas, porque quizás más
    adelante no tengas la oportunidad de aprender lo que tienes
    que aprender de este momento.

    Entabla una conversación con gente con quien no hayas
    dialogado nunca, escúchalos y presta atención.
    Permítete enamorarte, liberarte y poner tu vista en un
    lugar bien alto.

    Crea tu propia vida, encuéntrala y luego vívela...

    Krishnamurti y la meditación

    - La meditación no es una fragmentación de la vida; no consiste en retirarse a un monasterio o encerrarse en una habitación sentándose quietamente por diez minutos o una hora en un intento de concentrarse para aprender a meditar, mientras que por el resto del tiempo uno continúa siendo el mismo, desagradable ser humano.- Es preciso estar atento al desorden que hay dentro de uno mismo, atento a las contradicciones, a las luchas dualísticas, a los deseos opuestos, atento a las actividades ideológicas y a su irrealidad. Uno ha de observar "lo que es" sin condenar, sin juzgar, sin evaluar en absoluto.

    - La mayor parte del tiempo está uno inatento. Si usted sabe que está inatento, y presta atención en el momento de advertir la inatención, entonces ya está atento.- La percepción alerta, la comprensión, es un estado de la mente de completo silencio, silencio en el cual no existe opinión, juicio ni evaluación alguna. Es realmente un escuchar desde el silencio. Y es sólo entonces que comprendemos algo en lo cual no está en absoluto envuelto el pensamiento. Esa atención, ese silencio, es un estado de meditación.
    - En la meditación existe una gran belleza. Es una cosa extraordinaria. La meditación, no "cómo meditar".

    - La meditación es la comprensión de uno mismo y, por lo tanto, significa echar los cimientos del orden en el cual existe esa cualidad de disciplina que no es represión ni imitación ni control. Una mente así, se halla, entonces, en un estado de meditación.- Meditar implica ver muy claramente, y no es posible ver claramente ni estar por completo involucrado en lo que uno ve, cuando hay un espacio entre el observador y la cosa observada.

    - La meditación es algo que requiere una formidable base de rectitud, virtud y orden. No se trata de algún estado místico o visionario inducido por el pensamiento, sino de algo que adviene natural y fácilmente cuando uno ha establecido las bases de una recta conducta. Sin tales bases, la meditación se vuelve meramente un escape, una fantasía. De modo que uno ha de asentar esas bases; en realidad, esta misma manera de asentar las bases, es la
    meditación.

    - Los meditadores profesionales nos dicen que es necesario ejercer el control. Cuando prestamos atención a la mente, vemos que el pensamiento vaga sin rumbo, por lo que tiramos de él hacia atrás tratando de sujetarlo; entonces el pensamiento vuelve a descarriarse y nosotros volvemos a sujetarlo, Y de ese modo el juego continúa interminablemente. Y si podemos llegar a controlar la mente de manera tan completa que ya no divague en absoluto, entonces —se dice— habremos alcanzado el más extraordinario de los estados. Pero en realidad, es todo lo contrario: no habremos alcanzado absolutamente nada. El control implica resistencia. La concentración es una forma de resistencia que consiste en reducir el pensamiento a un punto en particular. Y cuando la mente se adiestra para concentrarse por completo en una sola cosa, pierde su elasticidad, su sensibilidad, y se vuelve incapaz de captar el campo total de la vida.

    - El principio de la meditación es el conocimiento de uno mismo, y esto significa darse cuenta de todo movimiento del pensar y del sentir, conocer todas las capas de la conciencia, no sólo las superficiales sino las ocultas, las actividades profundas. Para ello, la mente consciente debe estar serena, calma, a fin de recibir la proyección del inconsciente.
    -La mente superficial sólo puede lograr tranquilidad, paz y serenidad, comprendiendo sus propias actividades, observándolas, dándose cuenta de ellas; cuando la mente se da plena cuenta de todas sus actividades, mediante esa comprensión se queda en silencio espontáneamente; entonces el inconsciente puede proyectarse y aflorar. Cuando la totalidad de la conciencia se ha liberado, sólo entonces está en condiciones de recibir lo eterno.

    - La meditación no es un medio para algo. Descubrir en todos los momentos de la vida cotidiana qué es verdadero y qué es falso, es meditación. La meditación no es algo por cuyo medio escapáis. Algo en lo que conseguís visiones y toda clase de grandes emociones. Mas el vigilar todos los momentos del día, ver cómo opera vuestro pensamiento, ver funcionar el mecanismo de la defensa, ver los temores, las ambiciones, las codicias y envidias, vigilar todo esto, indagarlo todo el tiempo, eso es meditación, o parte de la meditación.

    -No tenéis que acudir a nadie para que os diga qué es meditación o para que os dé un método. Lo puedo descubrir muy sencillamente vigilándome. No me lo tiene que decir otro; lo sé. Queremos llegar muy lejos sin dar el primer paso. Y hallaréis que si dais el primer paso,ese es el último. No hay otro paso.

    Krishnamurti

    4 grosas de JUNG

  • Todo lo que nos irrita sobre los demas puede llevarnos
  • a un mejor entendimiento de nosotros mismos.
  • El hombre saludable no tortura a los demas,
  • generalmente es el torturado quien se vuelve torturador.
  • El encuentro de dos personas es como el contacto
  • de dos sustancias quimicas: si hay alguna reaccion,
    las dos se transforman.
  • Un hombre que no ha pasado por el infierno
  • de sus pasiones nunca las habra superado.

    Lo que te molesta

    TODO LO QUE TE MOLESTA DE OTROS SERES,
    ES SOLO UNA PROYECCION DE LO QUE NO HAS
    RESUELTO DE TI MISMO


    BUDA

    TEORIA DEL OBSERVADOR--FRASES

    -Fuera del observador no hay nada. Maturana

    -Rara vez cuestionamos el observador ,generalmente cuestionamos lo observado 
    -El mundo de mis juicios es de lo que me tengo que hacer cargo ,hablan de mi y lo que quiero ver .Lo que te mueve no son las afirmaciones sino los juicios. 
    -Mi verdad ,es la suma de mis juicios . 
    -El punto de vista es la vista desde un punto!!!!! 
    -No veo el mundo ----traigo el mundo!!!! 
    No vemos la realidad . Cada ser humano es generador del mundo en el que vive .La configuracion de este universo personal esta siendo recreado constantemente en las conversaciones que sostenemos cuando interactuamos con nosotros mismos y con los demas .
    Son las conversaciones en las que nos instalamos  , en funcion de la interpretación que hacemos de nuestras percepciones  las que promueven las acciones que realizamos.
    Son nuestro paradigmas ,nuestras creencias ,nuestros modos de interpretar nuestras percepciones los que definen los limites de la caja dentro de la que vivimos y limitan nuestra escucha y nuestra capacidad de entendernos.
    Cuando oigo a alguien decir que la vida es dura,
    siempre estoy tentado en preguntar “¿comparado con qué?”
    SYDNEY HARRIS.

    Allí donde están tus pensamientos estás tu.
    Procura que tus pensamientos estén donde tu quieres estar.
    ROBIN NACHMAD DE BUSTAU.
      
    No vemos las cosas tal como son, sino tal como somos
    DEL TALMUD

    Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio.
    ANÓNIMO.

    Quien se sienta en el fondo de un pozo a contemplar el cielo,
    lo verá demasiado pequeño.
    ANÓNIMO.

    Ver, es la mayor de todas las habilidades
    KRISHNAMURTI.

    Hay un gran número de personas que fracasan principalmente a causa de no haber concebido una clara idea de lo que desean.
                                Stephen Covey

    Somos lo que pensamos.Todo lo que somos reside en nuestros pensamientos.Con nuestro pensamientos, construimos nuestro mundo.
    BUDA.

    EL SIGNIFICADO DE LA VIDA

    Hace unos años un americano de renombre tuvo una crisis de
    identidad. Buscó la ayuda de la psiquiatría, pero no resolvió
    nada porque no encontró a nadie que pudiera revelarle el
    significado de la vida, que era lo que él deseaba conocer.
    Poco a poco se fue enterando de la existencia de un venerable
    e increíblemente sabio gurú que vivía en una misteriosa y

    casi inaccesible región de los Himalayas. Llegó a creer que
    solamente ese gurú le podría revelar lo que la vida
    significaba y cuál debía ser su destino.
    De modo que vendió todas sus posesiones y empezó su búsqueda
    del gurú que todo lo sabía.

    Estuvo ocho años yendo de pueblo en pueblo por todos los
    Himalayas, buscándole. Y un día acertó a encontrarse con
    un pastor que le dijo dónde vivía el gurú y como debía

    llegar a ese lugar. Tardó casi un año en encontrarle, pero
    lo consiguió. Se presentó a ese gurú, que desde luego era
    venerable y tenía más de cien años de edad.
    El gurú accedió a ayudarle, especialmente cuando escuchó
    todos los sacrificios que el hombre había realizado

    buscándole. «¿Quées lo que puedo hacer por ti, hijo mío?»,
    le preguntó el gurú.
    «Necesito conocer el significado de la vida», le contestó

    el hombre. A lo que, sin dudar un instante, replicó el gurú
    «La vida», dijo, «es un río sin fin». «¿Un río sin fin?»,
    dijo el hombre con asombro.
    «¿Después de recorrer todo este camino para encontrarte,

    todo lo que tienes que decirme es que la vida es un río
    sin fin?» El gurú se quedó estupefacto, anonadado.
    Se enfadó mucho y le dijo, «¿Quieres decir que no lo es?
    Nadie puede darte el significado de tu vida. Es tu vida yel significado ha de ser también el tuyo.
    Los Himalayas no te servirán de ayuda.
    Nadie más que tú puede encontrarlo.
    Es tu vida y solamente es accesible a ti.
    Solamente con el vivir te será revelado el misterio.
    Lo primero que me gustaría decirte es: no lo busques en
    ninguna otra parte. No lo busques en mí, no lo busques en

    las escrituras, no lo busques en inteligentes
    explicaciones; son sólojustificaciones, no explican nada.
    Simplemente atiborran tu mente vacía, no te hacen
    consciente de lo que es. Y cuanto más está la mente
    atiborrada de conocimiento muerto, más torpe y estúpido

    te vuelves.
    El conocimiento hace a la gente estúpida, adormece su
    sensibilidad. Se atiborran de él, cargan con él, refuerzan
    su ego con él, pero no les aporta luz y no les indica el
    camino. No puede hacerlo.
    La vida ya está burbujeando en tu interior. Solamente
    puedes contactar con ellaallí. El templo no está en el
    exterior; tú eres su santuario.
    Por eso lo primero que has de recordar, si quieres saber lo
    que es la vida,es: nunca la busques en lo exterior, nunca
    trates de descubrirla en alguien. El significado no puede
    ser transferido de este modo. Los Maestros más grandes
    nunca han dicho nada sobre la vida, siempre te
    han devuelto a ti mismo.


    OSHO

    El Maestro

    El Maestro

    Aquí quisiera decir algo, lo cual he mantenido secreto toda mi vida. Yo siempre he querido no ser un Maestro para nadie... Ser un maestro es un trabajo muy extraño. Debes convencer a gente del corazón por medio de argumentos y la razón, por medio de la racionalidad y de la filosofía  ;tienes que usar la mente como un sirviente del corazón. El trabajo del maestro es quitarte la mente, para que toda tu energía se mueva hacia tu corazón. ¿Entiendes el sentido? La palabra “maestro” crea la idea de un discípulo, de un seguidor.
    ¿Cómo puede haber un maestro sin un discípulo ,sin un seguidor? Pero en el sentido espiritual la palabra “maestro”significa maestría de uno mismo. No tiene relación con seguidores; no depende de la multitud. Un maestro puede estar sencillamente solo. El hombre nuevo del cual he estado hablando, será maestro de sí mismo.

    Osho

    Toda la creacion existe en ti

    Toda la Creación existe en ti y todo lo que hay en ti existe también en la Creación. No hay divisoria entre tú y un objeto que esté muy cerca de ti, como tampoco hay distancia entre tú y los objetos lejanos. Todas las cosas, las más pequeñas y las más grandes, las más bajas y las más altas, están en ti y son de tu misma condición. Un solo átomo contiene todos los elementos de la Tierra. Un solo movimiento del espíritu contiene todas las leyes de la vida. En una sola gota de agua se encuentra el secreto del inmenso océano. Una sola manifestación de ti contiene todas las manifestaciones de la vida.

    KALHIL GIBRÁN

    Las siete grandes leyes mentales

    PRIMERA  --LEY DE LA SUSTITUCIÓN
     
    Esta ley dice que la única manera de librarse de cierto pensamiento es sustituirlo por otro. No se puede descartar directamente un pensamiento. Sólo puede substituírselo por otro. En el plano físico no ocurre así, se puede dejar caer un libro o una piedra abriendo sencillamente la mano y soltando el objeto, pero en el pensamiento, ese recurso no funciona. Si quiere suprimir un pensamiento negativo, la única forma de conseguirlo consiste en pensar en algo positivo y constructivo.

    SEGUNDA--LEY DE LA RELAJACIÓN

    En todo trabajo mental, el esfuerzo se derrota a si mismo. Mientras más esfuerzo realice, menos resultados obtendrá. Esto, es lo opuesto a lo que encontramos en el plano físico, pero no nos sorprende porque en muchos casos, las leyes de la mente son el reverso de las de la materia.

    En el plano físico, generalmente, mientras más esfuerzo se realiza, mayor es el resultado. Mientras más fuerza se aplica a un taladro, más rápido se logra un agujero, mientras con mayor fuerza se martilla un clavo, más rápidamente penetrará la pared. Exactamente lo contrario ocurre con el pensamiento.

    Cualquier intento de presión mental está destinado de antemano al fracaso porque en el momento en que comienza la tensión, la mente deja de funcionar con creatividad y se limita a trabajar según el viejo molde habitual. Cuando uno trata de forzar las cosas mentalmente, cuando uno trata de apresurarse mentalmente, sencillamente detiene su poder creador. Para que la mente vuelva a ser creativa, hay que suprimir su tensión mediante un relajamiento consciente.
     
    TERCERA--LEY DE LA ACTIVIDAD SUBCONSCIENTE

    No bien el subconsciente acepta cualquier idea, de inmediato trata de llevarla cabo. Utiliza todos sus recursos (que son mucho mayores de lo que se suele suponer) para ese fin. Utiliza todo ápice de conocimiento que uno haya acumulado, la mayor parte del cual se ha olvidado por completo, para conseguir su propósito. Moviliza los numerosos poderes mentales que uno posee, la mayoría de los cuales uno nunca emplea conscientemente. Aprovecha la energía ilimitada de la mente. Alinea todas las leyes de la naturaleza a medida que éstas operan tanto dentro como fuera de usted para obtener lo que persigue.

    La ley se cumple tanto con las ideas buenas como con las malas. Esta ley, cuando se utiliza negativamente, provoca enfermedades, problemas y fracasos; cuando se utiliza positivamente, genera salud, libertad y éxito. La armonía es inevitable cuando nuestros pensamientos son positivos, constructivos y generosos.

    CUARTA--LA LEY DE LA PRÁCTICA

    La práctica conduce a la perfección. Ese familiar proverbio encierra una de las grandes leyes de la naturaleza humana, la cual - como es una ley - nunca, bajo ninguna circunstancia, se viola.

    Para ser hábil en cualquier campo, es preciso practicar. Sencillamente, no hay logro sin práctica, y mientras más se practique, siempre que se haga inteligentemente, mayor será la pericia y más pronto se la obtendrá. Esto se cumple en el estudio de la música, de un idioma, cuando se aprende a nadar, a patinar, a esquiar o a volar. Se cumple en todo aspecto imaginable de la actividad humana. La práctica es el precio de la pericia.

    QUINTA--LOS DOS FACTORES

    Todo pensamiento está integrado por dos factores: el conocimiento y el sentimiento. Un pensamiento está integrado por una porción de conocimiento con una carga de sentimiento y es solo el sentimiento el que da poder al pensamiento. Por importante o magnífico que sea el contenido de conocimiento, si no está vinculado a un sentimiento, no pasará nada. Por otra parte, por poco importante o insignificante que sea el contenido del conocimiento, si hay una carga de sentimiento, algo pasará.

    SEXTA --AQUELLO EN LO QUE UNO PIENSA, CRECE

    Aquello en lo que uno piensa, crece. Esta es una máxima oriental, y resume las mayores y más fundamentales de todas las Leyes de la Mente. Aquello en lo que uno piensa, crece. Cualquier cosa a la que usted de acceso en su mente, se magnifica en su vida. El sujeto de su pensamiento puede ser bueno o malo; la ley funciona y la condición crece. Cualquier asunto que usted mantenga fuera de su mente, puede reducirse en su vida, pues lo que no se usa, se atrofia.

    Mientras más piensa en su indigestión o en su reuma, más se agravarán esos males. Mientras más piense que usted está sano, que está bien, mejor estará su organismo. Mientras más piense en las carencias, los malos tiempos, etc..., peor andarán sus negocios; y mientras más piense en la prosperidad, la abundancia y el éxito, dará a su vida una proporción mayor de esos bienes.
     
    SEPTIMA--LA LEY DEL PERDÓN

    Es una ley mental inquebrantable que uno tiene que perdonar a otros si quiere superar las dificultades y lograr un verdadero progreso espiritual.

    Quizá la importancia vital del perdón no sea obvia a primera visita, pero puede estar seguro de que no es simple coincidencia que todo gran maestro espiritual, comenzando por Jesucristo, haya insistido tan enérgicamente en el perdón. Debe perdonar las injurias, pero no sólo de palabra o como una cuestión formal, sino sinceramente de corazón; así es. Usted no perdonará por el bien de otra persona, sino por su propio bien. Para esa persona el perdón no significará gran cosa (a menos que fije una serie de valores a partir del perdón), pero para usted tendrá una gran significación. El resentimiento, la condena, la ira, el deseo de ver a alguien castigado son cosas que corrompen su alma por muy astutamente que usted disimule esos sentimientos, como esas cosas tienen un contenido emocional más vigoroso de lo que cualquiera sospecharía le afianzan sus problemas, los remachan. Lo encadenan a muchos otros problemas que en realidad no tienen nada que ver con los agravios originales.


    Del libro "Dale valor a tu vida"

    Emmet Fox

    Dentro de ti

    Para el hombre sabio el Bien y el Mal,

    La alegría y o la tristeza son iguales
    Y todo lo que comenzó
    Debe finalmente acabar.
    Goza con la alegría que llega!
    Olvida la pena que se va!

    No anheles vivir lo que aún no ha sucedido.
    Ni amargues tu corazón
    Pensando en el día por nacer.
    Tampoco vivas lamentado el dia que se fue.
    No tortures tu vida con temores,
    Ni con falsas quimeras,
    ¡De los fantasmas del pasadoy del miedo
    Al porvenir, liberate y serás feliz!

    Entre duda y certeza, sólo hay un paso.
    Entre creer y no creer, hay tan solo un paso.
    Entre odiar y amar, hay sólo un paso.
    Disfruta, canta, baila,
    Entre vida y muerte
    ¿ hay tan sólo un paso!

    Más allá de los confines de la tierra,
    Más allás de donde empieza el dia
    Y la noche termina,
    Más allá de donde se divorcian
    Horizonte e infinito,
    Más allá del límite del tiempo,
    Buscaba frenético el cielo y el infierno,
    No los pude hallar, fue entonces que
    una voz celeste susurró:



    “El cielo y el infierno, están dentro de ti”




    Omar Khayyam

    ¿QUÉ TAL TU VIDA AMOROSA?

    Empieza por hacerte estas preguntas: ¿Cómo es tu vida amo­rosa? ¿Te rodean personas cariñosas que te demuestran amor? ¿Personas que te conocen de verdad, que te valoran y te quieren?
    ¿Personas a las que tú conoces íntimamente, a las que puedes amar a tu vez? ¿Crece el círculo de amor a medida que entras en con­tacto con más personas? ¿Eres capaz de dar y recibir amor fácil­mente con personas de ambos sexos? ¿Hay alguien especial con quien compartes el tipo de sexualidad que deseas disfrutar? ¿Man­tienes relaciones duraderas?
    Aparte de las relaciones con los demás, ¿cómo te relacionas contigo mismo? ¿Te quieres? ¿Te gustas totalmente y te sientes cómodo con ­tu estilo de vida? ¿O por el contrario estás en conflicto permanente, te gustas un rato pero te disgustas el resto del tiempo? Quizás incluso te odias; detestarse no es tan insó­lito. ¿Hasta dónde llega tu autoestima? ¿Cómo calificarías tu rendi­miento profesional? ¿Eres capaz de brindarte compasión, perdón, aceptación y amor cuando no eres perfecto? ¿Te entregas a ti mismo en la misma medida en que te entregas a lo demás?
    Si estas preguntas te producen desasosiego, ¿conoces la causa? Si las cosas no son como te gustaría que fueran, ¿sabes por qué? Si no atraes al tipo de personas que te agradan, ¿sabes qué anda mal? -¿Te diviertes realmente con la gente con quien compartes tu tiempo? ¿Disfrutas de tus actividades profesionales, de ocio y amistad, cualesquiera que sean? ¿Es tu vida como tú la deseas? Y si no lo es, ¿sabes por qué? En caso de que lo ignores, este libro puede ayudarte a averiguarlo y a encontrar una solución prác­tica.
    Tómate unos minutos para responder a las preguntas anterio­res. Si lo que se te ha ocurrido a medida que las leías te ha llenado de una satisfacción sin reservas, si tu vida está llena de amor, ¡ma­ravilloso! Entonces es probable que para ti la vida sea una grande y gloriosa aventura de plenitud espiritual, emocional, intelectual y física. Has aprendido a amar y a ser amado, perteneces al grupo de los afortunados.
    Si no es así te encuentras entre la mayoría desafortunada. Para ti hay algo que va mal, algo que va terriblemente mal; el amor con el que sueñas te elude o nunca se convierte en una realidad dura­dera; no haces más que encontrarlo, tocarlo con la yema de los dedos y verlo pasar, como cuando se lanza una piedra que pasa ro­zando la superficie del agua. Sí, es posible que tus relaciones ten­gan un buen principio, que incluso las vivas con intensidad, pero inevitablemente fracasan. Quizá tu matrimonio no vaya bien; lo que en un momento dado te pareció la culminación de tus espe­ranzas de amor puede estar convirtiéndose en un campo de batalla. Maridos, mujeres, amigos, amantes, hermanos, hermanas, padres e hijos están desconcertados y se preguntan: «¿Qué ha sido del amor? ¿Es que no era más que una fantasía infantil?».
    Por supuesto que no. El amor que tanto has deseado, que tanto has luchado en vano por conseguir, no es un sueño de juventud idealista. Tampoco es sólo una palabra. Claro que es posible amar y recibir amor plenamente, no por un momento, sino durante el resto de la vida. El amor no sólo es posible, es natural: hemos sido creados para el amor, para amar y ser amados. No existe dicha mayor que el amor: nada hay más doloroso que su ausencia.
    El amor será difícil de encontrar, pero no será por no bus­carlo. Normalmente la gente se arregla, se pone atractiva, sale a lu­gares donde se reúnen los demás buscadores y espera a que llegue la persona idónea. A menudo se forjan la ilusión de que el amor depende de encontrar a una persona con una mezcla perfecta de buenas cualidades y un mínimo de malas. «Si encontrara a alguien inteligente y con sentido del humor, se dicen, «sería tan fácil amar. Sí encontrara a una persona tierna, considerada, próspera y estable que deseara formar una familia (o no), el amor ya no sería un problema». La imagen del hombre o la mujer ideales varía con el tiempo, pero el engaño que se esconde detrás de esta actitud es que hasta que se encuentra a la persona que satisfaga todas las ex­pectativas, se carece de amor.
    La diversidad y movilidad de las personas que configuran las grandes áreas urbanas ayudan a perpetuar las falsas esperanzas de aquellos que «salen» a buscar a alguien para poder dar salida al pozo de amor que llevan dentro. Si bien es cierto que cada día es una nueva oportunidad de encontrar a esa persona «maravillosa» que hará el sueño realidad, también es verdad que para los que no saben amar, cada día será casi con seguridad una repetición de la desilusión y el vacío cotidianos. La vida se convierte en una lucha cuando pretendemos materializar un ideal falso, pues tal autoengaño sólo puede conducir a la decepción.
    En realidad el amor no depende de los demás sino de uno mismo. Si tu vida amorosa es nefasta, no se debe a que «sea difícil conocer a alguien», «no seas lo suficientemente atractivo», «no ten-gas dinero», «no te guste salir de copas para mantener charlas su­perficiales», «no encuentres a nadie de tu tipo» o «nadie se interese por una mujer divorciada y con hijos».
    Muchas personas han cambiado su religión occidental por la oriental. En una era de inestabilidad, confusión e incertidumbre, los gurús v otros maestros espirituales han ejercido una influencia considerable. Es posible sentarse ante un maestro y recibir su amor, bendición y conocimiento; es posible entrar a su ashram, se­guirle a la India y recibir inyecciones diarias de su amor espiritual. Bien, pero con ello nadie va a convertirse en una persona que ama, aunque la apariencia pueda engañar. Sin embargo, sí es posi­ble que esto satisfaga la necesidad de dependencia y seguridad al tratar al maestro como al padre o a la madre amorosos que uno siempre deseó y nunca tuvo.
    Ningún viaje espiritual, por elevado o iluminado que sea, puede por sí mismo enseñar el amor. El espíritu, como una cometa, se re­montará en el aire con la guía del maestro, pero el resto del ser per­manecerá en tierra, con la cuerda en la mano, observando.
    Todo esto no quiere decir que deban despreciarse las valiosas enseñanzas orientales, puesto que dichas doctrinas expresan verda­des universales. Sin embargo, es ilusorio pensar que basta con sen­tarse frente a un místico para aprender a amarse uno mismo. Ac­tuar con amor no es ser amoroso, ni tampoco es igual amar a Dios, que es perfecto, que amar a seres de carne y hueso. Aun así, se nos dice que amemos al prójimo, y a pesar de que con el intelecto aceptemos este mandamiento como una máxima de sabiduría espi­ritual, ¿qué hacemos? El intelecto subrepticiamente se pone la mascara y el atavío de la espiritualidad, se convierte en un impostor y oscurece nuestro verdadero ser espiritual.
    El amor a uno mismo y a los demás tiene lugar en el nivel emocional del ser, mientras que el amor a Dios que surge de la   ¡oración emana del plano espiritual. Del mismo modo que las per­sonas con carencias afectivas a veces desarrollan desmesuradamente el intelecto para compensar esta deficiencia, la gente muy religiosa suele luchar por compensar sus problemas emocionales desarrollando en exceso la espiritualidad.
     Pero cada uno de noso­tros estamos formados por una «trinidad» de intelecto, emociones y espíritu que habita en nuestro cuerpo físico, y ninguna parte puede sustituir a las demás. Por tanto, aunque desplegar la espiritualidad es una empresa positiva, también es un error pensar que cuanto más espirituales seamos, más nos amaremos a nosotros mismos y a los demás en el plano emocional.
    La prueba de lo expuesto no se encuentra en mis argumentos, sino en la propia experiencia. Pregúntate si conociendo a la per­sona adecuada, experimentando la religión o meditando has alcan­zado la plenitud de amor dentro de ti. Si eres sincero, verás que ninguna de estas actividades, sean lo beneficiosas o bienintencionadas que sean, han llegado al núcleo emocional del problema.
    La falta de amor es un problema emocional, y por ello muchos de nosotros nos hemos adentrado en el mundo de las psicoterapias y cursos de crecimiento personal para resolverlo. Se han creado infini­tas formas de terapia basadas en innumerables técnicas, desde las te­rapias individuales y de grupo a las disciplinas cuasi-espirituales; en ellas se habla y se escucha, se te dice cómo has de pensar y cómo no has de pensar, se intercambian gritos, masajes, bromas y codazos. Con honesta intención, algunas de estas terapias abordan directa-mente el problema de amarse a uno mismo y a los demás, pero lo más frecuente es que sean una mezcla de más y más amonestaciones y ejercicios inútiles de pensamiento positivo. La mayoría son «conti­nuadas» y de «final indeterminado». Ofrecen escasa resolución, y pocas han demostrado tener un valor duradero.
    . Considere­mos las palabras de un respetado psicólogo, de buena reputación y mucha experiencia:
    He pasado toda mi vida adulta tratando de poner fin a mi tor­bellino interior. Me doctoré en sicología, pero no encontré respuestas. Me hice analizar y estudié para ser yo también sicoanalista; hice progresos, pero siempre se me escapaba la solu­ción. Me apunté a una terapia de grupo y comencé a experi­mentar aquí y allá para ver si encontraba curación para mí y mis pacientes: Estudié muchos métodos nuevos y conseguí más y más progresos. Descubrí el método Gestalt y avancé mucho más que hasta entonces. Me convertí en terapeuta de esta téc­nica, pero seguía sin hallar la solución. De modo que, después de dieciocho años de práctica he venido a California, aún en búsqueda de una solución a mis problemas. (...) Me he desespe­rado muchas veces, he retrocedido y he vuelto a intentarlo. Estoy harto de seguir progresando. Lo que quiero es recorrer el camino de una vez.
    Los psicoterapeutas profesionales saben que la causa principal de los problemas emocionales se encuentra en la programación que recibimos de nuestros padres en la infancia. Lo saben, pero saber no es suficiente. Los terapeutas y sus pacientes amplían cada vez más sus conocimientos sin que ello se traduzca en un aumento de su capacidad de amar, porque hay una laguna o una falta de in­tegración entre lo emocional, lo intelectual y un aspecto que las te­rapias han dejado de lado durante mucho tiempo: el espiritual. Tanta información inyectada en el intelecto sólo aumenta la ten­sión y el conflicto, sin cambiar realmente el programa emocional. Ni los viajes mentales, ni el entendimiento intelectual, ni las metodologías espirituales han conseguido proporcionar un bienestar permanente
    .
    En otras palabras, la solución a un problema emocional no es algo que pueda «representarse» con la mente, es algo que es preciso «sentir». El intelecto tiene lógica, las emociones tienen necesidades. Hay terapias que tratan los niveles afectivos más profundos para resolver cuestiones inacabadas de la infancia. Aunque apunten a su causa, tienden a solucionar los traumas uno a uno, lentamente. Rara vez se llega a la deseada solución última, o ésta puede llevar toda una vida.
    Cuando las terapias o los grupos de crecimiento fracasan en ayudar al paciente a descubrir y experimentar el amor hacia uno mismo, la solución se escapa. ¿Cómo podría ser de otro modo? Hasta que no desborde nuestra copa de amor, siempre faltará algo en nuestras vidas; por muy bien que marchen las cosas, la ausencia de amor incondicional creará un vacío, como cuando se cae un diente y la lengua no puede alejarse del hueco.
    Mientras millones de personas han buscado el secreto del amor, otros han tomado un camino diferente. Saben que sufren y todo lo que desean es aliviar el dolor: la variedad de analgésicos que consumen es prácticamente infinita.
    Además, el trabajo puede ser una forma de evitar el amor. Para algunas personas resulta más fácil casarse con una empresa o con una profesión que con una persona. El hombre y la mujer que tra­bajan doce o más horas diarias tienen una excusa en su cansancio o en su falta de tiempo para eludir el amor. Es habitual que rellenen compulsivamente las vacaciones y los fines de semana con muchas tareas para así no enfrentarse al vacío que sienten en su interior. Las agencias de viaje y de ocio obtienen en parte sus ganancias de la necesidad que millones de personas sin amor tienen de hacer algo, lo que sea, para no reconocer lo terrible, lo devastador, lo so­litario que es vivir sin amor.
    Quizá los más patéticos sean los «solitarios», aquellos que viven año tras año con un contacto humano mínimo. Se levantan por la mañana, van a trabajar, vuelven tarde, cenan solos y pasan la velada con un libro, la televisión o sus mascotas (por supuesto, los animales nunca rechazan, son de confianza). Y al día siguiente lo mismo, y el siguiente, y el subsiguiente. Los fines de semana dan un paseo, una vuelta en coche o visitan un museo, siempre solos, apenas sin hablar con nadie, con una ausencia casi total de contacto físico.
    Y sus excusas para no relacionarse, al igual que las de los bus­cadores de pareja, son interminables: «Me gusta la soledad», «Nunca he encontrado a nadie que me importara de verdad». «De­masiado esfuerzo», «No suelo gustar», «No quiero tener relaciones estables», «Quizá me pidan cosas que no quiero dar, y no me gusta decir No», y otras tantas.
    Detrás del gusto por la soledad se esconde el miedo al aban­dono. Es más fácil sentirse seguro evitando a la gente que co­rriendo el riesgo de un desaire temporal, por no mencionar el re­chazo total. Pasado un tiempo se acomodan a un nivel de relación que pueden soportar, porque implica un mínimo de problemas, y ya está. Emocionalmente han muerto para el resto de su vida. Sartre dijo que «el infierno son las personas», y los solitarios viven como si se lo creyeran. En realidad el infierno son las personas únicamente cuando los demás se encuentran en el infierno de su propia falta de amor. Bajo ese exterior de zombie hay un anhelo de amor que ellos nunca reconocen por temor a encontrarse hundi­dos en un estado crónico de profunda depresión.
    Si bien hay razón en todas estas cosas, ninguna de ellas es verdad; porque en un plano más profundo, aquellos que niegan el amor y su necesidad de él no hacen sino intentar «demostrar» una mentira para protegerse del dolor que supondría enfrentarse a la verdad y al vacío de sus vidas.
    Si el amor no existe, no tengo que pedirlo; si no lo pido, nadie me lo negará. Es una lógica retorcida y tiene sentido... un sentido masoquista.
    Sin embargo, el amor no es un obstáculo, es el gran libertador. Cuando te amas a ti mismo por lo que eres y puedes dar ese amor a los demás, alcanzas un grado de libertad desconocido para los que se desentienden y se mantienen al margen; entonces puedes cam­biar, puedes amar, no importa lo incapaz que hayas sido hasta ese momento; nunca es tarde. Para llegar a ese estado, primero es pre­ciso esclarecer el sentido del amor, lo que es y lo que no es, y des­pués eliminar los bloqueos y las resistencias mediante la reeduca­ción y el reaprendizaje.
    Dar suele confundirse con amar. Es cierto que los que aman, saben dar, pero no viceversa. Hay una gran diferencia entre dar por dar y dar para recibir, y en la mayoría de los casos se trata de lo segundo, dar para obtener algo a cambio. Cuando aquellos que realmente se aman a sí mismos y a los demás dan, su dádiva está exenta de culpa y no tiene otra motivación fuera de la necesidad del que la recibe.
    El amor que los padres dan a sus hijos muchas veces no es lo que parece. Hay padres que declaran amar a sus hijos y para pro­barlo enumeran los sacrificios que han hecho por ellos. Es fácil ver el tiempo y el dinero sacrificados, pero no lo es tanto ver las expectativas de recompensa que se ocultan tras ellos, y que no se manifiestan hasta que el niño se rebela o no satisface las esperanzas de los padres. «¿Cómo puede habernos hecho esto, con todo lo que nos hemos sacrificado por él?» Lamentos como éste ponen en evidencia que los padres dan para recibir a cambio, lo cual no es más que una forma de seudo-amor.
    Entonces, ¿qué ha pasado con el amor? La respuesta es que en la infancia no aprendimos a amar, tan sólo observamos cómo nuestros padres se engañaban con sucedáneos del amor. En lugar de presenciar amor verdadero, fuimos testigos de una mentira v nos la creímos: aprendimos a pensar que el amor es relación sexual, dinero, comida, sufrimiento, trabajo duro, obligación o poesia.
    El amor es una emoción, un estado del ser que proviene de la esencia espiritual de cada uno, es «la luz» que brilla dentro de los amantes. Aprendimos a expresarlo según fuera la relación de nues­tros padres entre sí y con nosotros. Cuando durante los años de formación experimentamos el amor incondicional, nuestra copa se desborda y al crecer podemos compartirlo con los demás. Si, por el contrario, la copa nunca estuvo llena, sólo podremos dar frugalmente, y daremos para recibir.
    De todos estos ejemplos podemos sacar conclusiones impor­tantes. Para ser un buen amante, primero debes amarte a ti mismo desinteresadamente. Todo el mundo es digno de amor. Tú tam­bién puedes aprender a aceptarte, a perdonarte y a amarte a ti mismo. Cambiar es posible, por muy bloqueado que te sientas; da igual lo negativa que haya sido tu vida, porque independientemente de la adicción que hayas elegido por vergüenza, culpa y autocastigo, puedes lograr lo que siempre has deseado. Puedes hacer tu sueño realidad.
    No obstante, con el análisis mental nunca encontrarás la salida del fracaso. La falta de amor por uno mismo es como una jaula, y la mente no es la llave (si el intelecto fuese tan listo, ¿por qué no estás bien?). No basta con leer un libro lleno de reglas maravillosas para dejar de ser incapaz de amar (incluso es posible que hayas co­gido este libro con esa secreta intención). Si los libros pudieran ex­plicar el amor y enseñar a sentirlo, el Antiguo Testamento habría sido suficiente. Lo que un libro sí puede hacer es cogerte de la mano y guiarte a lo largo de la experiencia. «Conocer» un pro­blema emocional no va a resolverlo, pero admitir que no sabes qué hacer es el principio del verdadero conocimiento.

    EL SÍNDROME DEL AMOR NEGATIVO


    Para bien o para mal, cuando eras niño integraste a tus padres den­tro de ti. Quizá te hayas sorprendido alguna vez diciendo: «Acabo de hablar como mi padre». «¡Pero bueno, si estoy actuando como mi madre!». «¿Por qué estoy haciendo esto?, mi madre (o mi padre, o ambos) solían hacerlo». «Odiaba que ellos lo hicieran y aquí estoy, haciéndolo yo también».
    Si crees que no has integrado los comportamientos de tus pa­dres, ¿cómo es que en momentos cruciales te conduces compulsivamente como ellos, incluso aunque no quieras?
    Es fácil entender por qué en la niñez emulamos las conductas y las características positivas de los padres, pero resulta más difícil comprender por qué imitamos sus conductas negativas. Curiosamente, los estudiosos no han dado demasiada importancia a este galimatías. Si en la infancia condenamos lo negativo de nuestros padres, ¿por qué entonces asimilamos los mismos hábitos autodestructivos?. La pregunta que todos debemos hacernos es: ¿Por qué hemos hecho lo mismo con nosotros?
    El amor negativo es el impulso humano más paralizador; es la adopción de las conductas, estados de ánimo, características y mensajes negativos (abiertos o encubiertos) de nuestros padres. Por causa del amor negativo, en la infancia adquirimos estos comportamientos a fin de: 1) no superar a nuestros padres, con la esperanza de que ellos nos acepten y nos amen, y 2) para castigarlos subconscientemente, como venganza por haber­nos reducido a su propio nivel. ¿Cuál es el resultado? Vergüenza, culpa y autocastigo.
    Con la primera parte de esta reacción, pedimos a nuestros pa­dres que nos acepten por ser como ellos; con la segunda expresa­mos disimuladamente nuestro resentimiento por sus limitaciones. Cuando reflejamos a nuestros padres sus propios errores, les mo­lestamos, les enfurecemos, les hacemos sufrir y sentirse culpables: es la venganza por no recibir su amor y aceptación constantes. Por supuesto, en la balanza final los que más sufren de vergüenza, culpa y autocastigo somos nosotros. Hay quienes se enfrentan incluso a la muerte para poder justificar y cumplir sus fines vengativos.
    ¿Tiene algún valor reaccionar así ante los padres? Sí, lo tiene en un mundo al revés: el amor negativo es lógica ilógica, cordura loca, razón sin razón. Es poderoso porque es un dilema sin solu­ción. ¿Qué otro motivo induciría a elegir esta actitud? El amor ne­gativo es una pescadilla que se muerde la cola: sólo se gana cuando se pierde. Se sufre y, lo que es peor, también sufren los hijos de los que sufren, puesto que los comportamientos se transmiten. Como dice la Biblia, «los pecados de los padres recaerán sobre los hijos de generación en generación».
    En el síndrome del amor negativo, hay tres modos básicos de reaccionar:
    1.      Trascendencia. En el caso de algunos rasgos no emotivos, a veces somos capaces de trascender las características negativas de nuestros padres sin sentir conflicto interno. Pero desafortunada­mente muy pocos rasgos se trascienden cuando aún no se ha erra­dicado el síndrome del amor negativo.
    2.      Adopción. Esta es la reacción más común, la de adquirir por completo los rasgos parentales. Por ejemplo, podemos adoptar un rasgo negativo como la «crítica» y después a) ser crítico con nosotros mismos, b) criticar a los demás, o c) conseguir que los demás nos critiquen. Si además el rasgo proviene de la madre y del padre, es doblemente devastador y resulta casi imposible rebelarse contra él.
    3.      Conflicto. Adoptar el rasgo y al mismo tiempo rebelarse con­tra él puede provocar un interminable tira y afloja interno. Supongamos que a uno le disgusta una característica de uno de sus padres y sus consecuencias; así pues, lo elimina y adopta una conducta al­ternativa. Pero aun actuando de la forma alternativa, la voz nega­tiva interior no se acalia y lo arrastra en la dirección opuesta.. Este vaivén Es un conflicto de tira y afloja: a veces procedemos con la conducta adoptada y a veces con la alternativa genera una an­siedad y un conflicto aun mayores.
    Se ha demostrado que las personas que maltratan a sus hijos fueron a su vez objeto de vejaciones en la infancia. He aquí un claro ejemplo del síndrome del amor negativo. En la dolorosa ago­nía de su niñez, quizá se juraron a sí mismos que cuando crecieran y tuvieran hijos nunca les pegarían ni se comportarían como sus padres lo hicieron con ellos. Pero en la madurez rara vez son capaces de vivir conforme a esas buenas intenciones. Si lo consiguen,   ¡el impulso emocional oculto se manifiesta en alguna otra forma de comportamiento destructivo.


    Lo normal, sin embargo, es que estas personas, que fueron maltratadas cuando niños, acaben golpeando e hiriendo a los hijos a pesar de sus buenas intenciones. (4ada vez que lo hacen, su propio Niño interior llora y grita en silencio: «¿Ves, mamá, papá? Llago daño a mi hijo y le pego como tú me pegabas a mí. No soy mejor que tú, no te he superado, soy como tú. ¿Me querrás ahora?. Mientras maltratan a sus hijos también sienten remordi­miento, pero al igual que los alcohólicos y los drogadictos, no tie­nen fuerza para detenerse. Ciertas organizaciones como Alcohóli­cos Anónimos, las instituciones para la prevención de malos tratos a la infancia y las asociaciones de padres han conseguido aliviar la culpa del remordimiento que aniquilan a este tipo de individuos. No obstante, se puede ir más allá: el impulso Inconsciente de mal­tratar a los hijos se puede erradicar, cuando se ha comprendido el síndrome del amor negativo que lo origina.
    En el otro extremo tenemos a los niños que nunca se sintieron queridos ni aceptados por uno de sus padres o por ambos. Los adultos con este pasado anhelan e idealizan el amor que han leído en los libros o visto en el cine o la televisión, pero su programa­ción negativa («no mereces amor») impide que sus sueños se con-viertan en realidad. Aun cuando tratan de representar el papel y mostrarse cariñosos el programa interior negativo destruye com­pulsivamente el intento. Es la encarnación de una profecía que se  cumple una y otra vez y que debe exorcizarse, o continuará hasta  ¡que la muerte nos lleve de este mundo.
    Siempre ha sido difícil definir el amor, pero podríamos consi­derar esta posible definición:
     El amor es la bondad emocional que emana del alma y del corazón y se vierte y derrama primero en uno mismo y luego en los que nos rodean. La verdad primordial de esta definición es que nadie puede dar amor a menos que lo posea.
    ,Lo que suele confundirse con amor es meramente el fingimiento o representación del amor con el fin de recibir o conseguir el afecto de los demás. El verdadero amor sólo puede manifestarse cuando nos aceptamos y nos ama­mos a nosotros mismos. Entonces si podemos dar por dar y dejar de preocuparnos por lo que recibimos a cambio. Lo que es nuestro tendremos en cualquier circunstancia.
    El amor negativo es una adicción compulsiva que mina nues­tra capacidad para amar con libertad. Este amor negativo nos ha dominado demasiado tiempo. ¿No es ya hora de que nos desen­ganchemos de nuestros padres y superemos el «mono»?
    Cuando niños nos esforzamos siempre por ganarnos el amor nuestros padres. Para ello pagamos un precio muy alto. En esa identificación negativa con los padres, de hecho uno traiciona a su alma y la entierra bajo el barro y el fango del comportamiento de amor negativo. Este libro trata precisamente del modo de recupe­rar la verdadera esencia y limpiar la negatividad que la cubre.
    La ceguera ante la ceguera es la causa de que vivas descorazo­nado y sin libertad. No desesperes, todavía puedes hacer algo, pero deseas liberarte tienes que poner las cartas sobre la mesa, hacer un esfuerzo sincero para averiguar quién eres y en qué te ha con­venido. Debes atreverte a cruzar el dolor emocional de tu infancia para salir por el otro extremo del túnel. El sufrimiento será profundo, pero breve. Es mejor enfrentarse a él de una vez por todas que cargar con el pesado fardo de la programación automática del amor negativo durante toda la vida. Al otro lado te esperan la libertad, la autoaceptación, el perdón y el amor por ti mismo.
    ¿Quién dijo que no eres capaz de realizar tareas difíciles? Fueron tus padres, aun cuando lo hayan hecho sin darse cuenta ¿pensando que hacían exactamente lo contrario. ¿Dónde si no lo ha­brías aprendido siendo un niño?
    Por causa del amor negativo, te tragaste esa mentira y ahora te pasas la vida ideando métodos refinados (llamados adicciones) para eludir el auténtico dolor que es causa de tus problemas. Temías que encarar la realidad de tu dolor seria insoportable y por eso has elaborado técnicas de evasión, con la esperanza de que el sufrimiento desaparezca si no lo ves. Una de las más mayores men­tiras que te hicieron creer tus padres es que no puedes enfrentar el dolor, el sufrimiento y las situaciones difíciles.
    Algunos de los peores mensajes de anulación (abiertos o encubiertos) son los siguientes: «Nunca llegarás a ninguna parte»; «No vales para nada»; «No hay nada que hagas bien»; «No eres nadie, nunca tendrás éxito, ni lo intentes, ¿para qué molestarte?»; «Eres un perdedor, «No mere­ces amor».
    La rueda del infortunio ya ha dado una vuelta completa. ¿No fue el mensaje «Soy indigno de amor> el que empezó todo este ab­surdo? Basta con aplicar la pauta de invalidación al Proceso para que la profecía vuelva a cumplirse y nos derrote; también se po­dría esgrimir para perpetuar la actitud «pobre de mí, mártir y víc­tima».
    Cualquier programación puede desprogramarse, siempre hay esperanza de vivir la vida con paz y amor en el presente y en el fu­turo. Lo tenemos todo, nuestro verdadero yo positivo está siempre con nosotros. Desgraciadamente nuestros padres, debido a su pro­pia programación negativa de la infancia, no sabían cómo alimen­tar nuestra esencia de perfección, sus padres tampoco nutrieron las suyas, nunca les enseñaron a respetarse y a amarse, ¿cómo iban a enseñarnos algo que no sabían? Si hubieran podido honrar su esencia, habrían honrado la nuestra y la habrían cuidado con amor incondicional y un fuerte sentido de seguridad interna.