miércoles, 1 de mayo de 2013

Contagio energetico

La emanación de energía de una persona con un cuerpo del dolor activo es muy particular y les resulta muy desagradable a los demás. Cuando se cruzan con esa persona, hay quienes sienten la necesidad de apartarse inmediatamente o de reducir al mínimo su interacción con ella. Se sienten repelidas por su campo de energía. Otras personas sienten una ola de agresión dirigida contra ellas y reaccionan con grosería atacándola verbalmente o hasta físicamente también. Eso significa que hay algo en su interior que resuena con el cuerpo del dolor del otro. Aquello contra lo cual reaccionaron con tanta fuerza vive en su interior también.
Es su propio cuerpo del dolor.
No sorprende entonces que las personas cuyos cuerpos del dolor son pesados y activos vivan con frecuencia en situaciones de conflicto. Algunas veces, como es natural, ellas mismas las provocan. Pero otras veces quizás ni siquiera hagan nada. La negatividad que emanan es suficiente para atraer la hostilidad y generar el conflicto. Se necesita un alto grado de Presencia para evitar reaccionar cuando se está frente a una persona con un cuerpo del dolor tan activo. Cuando logramos estar presentes, a veces sucede que nuestra Presencia lleva a la otra persona a dejar de identificarse con su cuerpo del dolor y a experimentar el milagro de un despertar súbito. Aunque ese despertar sea de corta duración, será la iniciación de todo el proceso.
Como la mente pensante es incapaz de comprender la Presencia, suele interpretarla erróneamente. Nos acusará de indiferentes, distantes, crueles y de no establecer relaciones. La verdad es que sí nos relacionamos pero a un nivel más profundo que el del pensamiento y la emoción. En realidad es que a ese nivel hay una verdadera comunión, una unión que va mucho más allá de la relación. En la quietud de la Presencia podemos sentir la esencia informe de nuestro ser y de los demás también. Reconocer la unicidad en nosotros mismos y en el otro es el verdadero amor, el verdadero interés y la verdadera compasión.

Eckhart tolle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario