sábado, 11 de julio de 2015

Características del Compromiso

En primer lugar, el compromiso es una acción. Comprometerse es crear algo que anteriormente no existía. En el momento en que se lo contrae, un compromiso es un acto creativo, diferente de cualesquiera sean las razones o racionalizaciones para hacerlo. Esta acción está siendo ejecutada por y entre seres humanos permanentemente. Ya sea que nos comprometemos a encontrarnos con un amigo, a pagar una cuenta o a ir a la escuela, estamos siempre moviéndonos dentro de una trama de compromisos conscientes o inconscientes. La acción de comprometernos está siempre conectada con el futuro –con otra acción, acontecimiento o resultado. Cuando nos comprometemos, estamos diciendo "Yo soy responsable por algo que ocurrirá en el futuro que no ocurriría en ausencia de mi compromiso". El compromiso define la relación entre un futuro que está totalmente determinado por circunstancias históricas y uno que puede ser influenciado, cambiado o creado por los seres humanos. Cuando no nos comprometemos conscientemente o nos comprometemos condicionalmente, seguimos estando comprometidos –con el statu quo.
Otro aspecto importante del compromiso es que no es sólo personal. Cuando nos comprometemos, también estamos creando expectativas en los demás, y, en muchos casos, nuestras promesas tienen un impacto importante y directo en las elecciones de los demás y en cómo perciben su futuro. Los compromisos tienen la particularidad de abrir ciertos futuros en particular y de cerrar otros simultáneamente. El compromiso es tanto un fenómeno social como una expresión de las elecciones individuales.
Una tercera característica del compromiso es que existe sólo en nuestro hablar y escuchar –en el lenguaje. Un compromiso ocurre en la conversación como una "acción lingüística" que hace aparecer ciertas condiciones futuras como posibilidad que, al ser cumplida, se transforma en una nueva "realidad". El poder del compromiso es que es la única acción de la cual son capaces los seres humanos en la cual el futuro y el presente aparecen en el mismo momento. Cuando yo prometo encontrarme con alguien, en el momento mismo de hacer a promesa, estoy evocando el tiempo y circunstancias futuras de nuestro encuentro. Me estoy comprometiendo a estar en el lugar y el momento que hemos determinado. Del mismo modo, el que pidió el encuentro o aceptó el ofrecimiento, se compromete a lo mismo. En ese sentido, tanto prometer como pedir son compromisos a participar en la creación conjunta de un futuro en particular. Si no me hago cargo de mis promesas y pedidos, no serán escuchados como compromisos y no querrán coordinar acciones conmigo. El resultado será caótico, producirá desconfianza o enojo y eventualmente dejaremos de comunicarnos o –lo que es más frecuente- acordaremos implícitamente hacer lo que las circunstancias permitan y evitaremos el tema de la responsabilidad por nuestras acciones.


JIM SELMAN


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