“Sin un observador provisto de lenguaje, el poder como tal no se ve. No se trata, sin embargo, de que no se vea porque está oculto, escondido o encubierto, a la espera de ser revelado   o   descubierto.   No   se   lo   observa,   porque   es   el   propio   observador   quien   lo
constituye   como   el   fenómeno   que   es.   El   poder,   por   lo   tanto,   no   es   un   fenómeno independiente   del   observador.   El   propio   proceso   de   observación   lo   constituye   como fenómeno”
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