El hombre se
encuentra como “yecto” o arrojado en lo que percibe como el mundo. El tiempo real de él o de ella es,
efectivamente, la vivencia de lo que cree que puede. Horas y minutos
constituyen intervalo, no temporalidad.
El desafío de cada ser humano es la elaboración de un proyecto desde su
realidad de “yecto”. Este “proyecto”
vivido es el orientador de los entes.
El proceso que
representa el compromiso con el ser constituye un renuncia de la “cotidianidad”
a favor de un proyecto autentico orientador.
La cotidianidad se manifiesta como “habladurías” especialmente con
respecto a la muerte, una avidez de novedades y una postura ambigua frente a la
vida. Representan lo que es básicamente
una huida de la nada que anuncia la posibilidad de ser, algo que se manifiesta
como angustia. Cada persona recibe
señales de su posibilidad de ser. Cuando
recepciona estas señales experimenta una “caída”. Se cae de sí mismo en sí mismo en la falta de
base y en el no-ser de la cotidianidad impropia.
Se necesita una
“cura” o comprensión del ser, o sea, una autentica preocupación por la
posibilidad de ser que se traslada en un proyecto. Hay que abandonar la “cotidianidad” y
comprometerse con el “habla” que articula coherentemente esta misma
preocupación. Este habla es la morada del ser.
Es donde el ser esta obligado a existir. Es la oferta que cada uno
genera de sí mismo. Es lo que pide de la
posibilidad. En este sentido “cura” es la totalidad de las estructuras
ontológicas del ser-ahí en cuanto es ser-en-el-mundo. Comprende toadas las
posibilidades de la existencia en el mundo.
El ser humano es, en su profundo,
preocupación. Preocupación es, como la
palabra implica, una pre-ocupación. Uno
anticipa e interviene en los futuros posibles en función de temporalizar un
proyecto propio. Esta preocupación implica un “pre-ser-se-anticipadamente”, una
frase que explicita lo que es el diseño ontológico. La preocupación es lo que
acerca al hombre a su realidad de posibilidad, o, como lo expresa Heidegger, lo
des-aleja de esta misma posibilidad. Es
importante notar que, para Heidegger, dentro de esta misma “habla” aparece un
“callar”, o sea, un “oír” que es constitutivo del comprenderse y que es
comprender al otro.
Así es que el
ser humano aparece como posibilidad abierta y condicionada, interminable in no
terminado, siempre más de lo que ha generado desde esta misma posibilidad.
Buen y clarificador resumen... Un saludo.
ResponderEliminarMuy buen blog. ¡Gracias!
ResponderEliminarNo nacimos hecho, vivir es un haciéndonos que no acaba nunca y lo que hoy en este momento fue clave en un momento cambia y se hace otra cosa. Vivir es transformarse.
ResponderEliminarHola Martín, estoy trsbajando en una investigación sobre personas privadas de libertad desde un análisis que implica las nulas posibilidades de estas personas para pensar o vivir un futuro. Ello implica, desde lo que he estudiado, un entorno de no-tiempo para estas personas. He estado leyendo ahora sobre el tiempo y el no-tiempo y hallé tu blog. ¿Podrías recomendarme algunas lecturas en este sentido? Mil gracias, Daniel Matul Romero, vivo en Costa Rica, Centroamérica.
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