domingo, 17 de julio de 2011

El gusano y la Manzana

¿Cuál es la diferencia entre mi ego y mi ser espiritual? 
Imagínate por un momento que eres una manzana con una preciosa cáscara
brillante. Pules la cáscara cada día, y parece hermosa a la vista de todo el
mundo.

Esa manzana es como nuestras personalidades. Nuestras
personalidades están llenas de máscaras. Llenas de conceptos
ideales de cómo tendríamos que comportarnos y qué tendríamos que
hacer.

Y caminamos durante toda nuestra vida pretendiendo ser eso. Continuamos
puliendo el afuera, pero el centro y la esencia de quienes somos tiene un
gusano muy grande arrastrándose por dentro. Y este gusano ha sido
creadopor rabia, depresión, auto-abandono, pérdida del espíritu y
pérdida de la verdad de quienes somos.

Para que la parte exterior de la manzana sea realmente brillante  - sea
realmente perfecta, sea realmente luminosa -  tenemos que ir adentro y
remover lo que no es real.  Ese gusano grande y feo ha estado nadando
alrededor de nuestra conciencia, bloqueando la luz del amor incondicional
en nuestras raíces o en nuestro centro.

Así es que este Sistema va hacia adentro y comienza a desintegrar a este
gusano.  Lo empieza a sacar pedazo a pedazo. Y a medida que los pedazos
van saliendo, comenzamos a ver las mentiras. Comenzamos a ver las
máscaras,comenzamos a ver la falta de verdad. Comenzamos a escuchar
las voces que nos mantienen en limitación.

En realidad, comenzamos a ser concientes de nosotros mismos. Y al mismo
tiempo, nos hacemos concientes de lo que no somos.

La esencia o el centro de lo que somos es la unidad, que es ilimitada, el
amor que nunca cambia. Y lo que no somos también se vuelve muy claro.

Entonces, nos permitimos ser eso  y ver a través de ello. Nos permitimos ser
esos pedazos del gusano que están atrapados dentro de esta hermosa
manzana y los expulsamos. Expulsamos cada pedazo que no sirve.

Siempre digo que para poder ser divino, uno tiene que estar dispuesto a ser
un cien por ciento humano.
Tenemos que estar dispuestos a abrazar cada aspecto que juzgamos
 de nosotros mismos.

Necesitamos abrazar la codicia, necesitamos abrazar el miedo.
Necesitamos abrazar los celos.
Necesitamos abrazar la ira.
Necesitamos abrazar el egoísmo.
Necesitamos abrazar cada una de las partes que hemos estado
escondiendo bajo la falsa brillantez de la cáscara de la manzana,
para poder llegar a ser absolutamente completos.


Una persona iluminada no es una “buena persona”.


Una persona iluminada no es una persona que “da y da para recibir
aprobación”.


Una persona iluminada no es una persona que abandona su
grandeza para poder “encajar”.


Una persona iluminada no es una persona arrogante, o “dueña de si
misma”, o que enmascara de alguna otra manera una multitud de
cosas que percibimos como pecados.


Una persona iluminada es solo un niño inocente que vive en cada
momento un cien por ciento, dándole amor a su Ser y a todos los
demás, sabiendo que también son el Ser.


Ese es el yo de la unión, ese el yo de la  Unidad, ese es el yo de la
iluminación.

El yo de la personalidad, o el ego, es apenas ese gusano gordo que ha estado
merodeando por ahí, comiéndose el interior de la manzana e impidiendo que la
luz emane desde el centro.

Y es muy importante que también amemos a ese gusano, porque el también es la
Unidad.

Extracto del Libro "La revolución de la conciencia", de Isha, editorial
Kier.

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