sábado, 20 de agosto de 2011

Acerca de la libertad y la responsabilidad

La libertad y la responsabilidad van juntas; son dos caras de una misma moneda. Si quieres libertad, tendrás que ser responsa­ble de todo lo que hagas. Si no quieres responsabilizarte, perderás la libertad.
Todo el mundo quiere ser libre pero nadie quiere ser responsa­ble. Nos vamos pasando la responsabilidad de uno a otro. Y al poner responsabilidad en el otro, a la vez pierdes toda posibilidad de libertad. ¡Sé responsable! Si te has enfadado, te has enfadado; no digas: «Es por los demás o por alguna otra fuerza que me ha poseído». No, nadie te posee.
Lo que sea que ocurra, será tu propia elección. Tú lo has ele­gido. Puede que no te des cuenta en absoluto de cómo lo has ele­gido, porque algunas veces tú quieres una cosa pero eliges otra; esto causa el problema. Tú crees que quieres una cosa y eliges otra. O elegiste lo que querías, pero el resultado fue diferente al que esperabas.
Por ejemplo, tratas de dominar a alguien; por tu propia elec­ción. Quieres dominar a alguien, pero cuando le vas a dominar él también quiere hacer lo mismo contigo. Tratará de dominarte, y a ti no te gustará; producirá lucha, envidia, se creará un infierno. Y dirás: «Nunca quise que esto ocurriera». Pero tú quisiste dominar a alguien, esta fue la semilla.
Busca siempre la causa. Si hay un efecto, también habrá una causa. Si en primer lugar no hubieras elegido la causa, el efecto no podría existir, no sería posible. La gente estaría dispuesta a cambiar al efecto, pero no quiere cambiar la causa. Así es la mente ordinaria, la mente estúpida.
La mente inteligente es de una cualidad totalmente diferente. Cuando no quiere algún efecto, profundiza en la causa y la aban­dona; ¡y se acabó el problema!

El miedo a ser libre

¿ Por qué tengo tanto miedo a ser libre?

Todo el mundo lo tiene. La libertad es un gran riesgo. La gente habla sobre la libertad, pero nadie realmente quiere ser libre; es pura charla. Todo el mundo quiere ser dependiente, todo el mundo quiere que algún otro se responsabilice. En libertad tú eres res­ponsable de cada acto, de cada pensamiento, de cada movimien­to. No puedes responsabilizar a los demás.
  Todo el mundo tiene miedo a la libertad. Por eso en todo el mundo hay tantos niveles de esclavitud en uno mismo. Todas las personas son esclavos múltiples: son esclavos de sus padres, esclavos de la religión, esclavos del estado, esclavos de sus vecinos; y toda clase de esclavitudes que no son visibles.
   Tienes que entender una cosa: ¿qué te puede ocurrir? Como máximo te puede ocurrir la
muerte. Recuerda este sencillo pro­verbio: espera lo mejor y estate preparado para lo peor.
Entonces nadie en esta vida podrá desilusionarte. Nadie podrá esclavizarte, ni física ni
psicológicamente.
   Un hindú es un esclavo, un cristiano es un esclavo, un maho­metano también lo es; todas estas religiones son esclavitudes psi­cológicas porque te dan el consuelo de que si las sigues, si crees, si tienes fe, no te ocurrirá nada. Te dan toda clase de estrategias para seguir siendo dependiente. Te enseñan a rezar; rezar es simplemente mendigar.

Yo le dije a mi familia: «No acepto la idea de Mahatma Gandhi, de que Inglaterra es responsable de la esclavitud de la India. La India misma es responsable de su propia esclavitud; de otro modo, sólo en una hora, se podría arrojar a todos los ingleses al océano.
¿Cuántos británicos puede haber? No muchos. La India tiene tan  ­sólo que entender que la libertad es nuestro derecho innato»
  ­¿Son los demás responsables de tu esclavitud mental? No. Tú no quieres ser responsable de tus propios actos, tú no quieres ser responsable de tu forma de vivir: por eso tienes miedo a ser libre. Abandona ese miedo. Ese miedo es peor que cualquier otra cosa que te pueda
    La libertad trae la responsabilidad. La responsabilidad te ­ayuda a hacerte cada vez más libre. Y solamente una persona que         conoce el sabor de la libertad, que conoce la belleza de la respon­sabilidad, merece llamarse a sí mismo ser humano; de otra forma,              seréis sólo camellos y nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario