martes, 21 de junio de 2011

EL CUENTO DE LA MARIPOSA

 Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a
 casa  para poder ver a la mariposa cuando saliera del capullo. Un
día  vió que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar por
varias horas,viendo que la mariposa luchaba por abrirlo más grande y
poder salir.
 El hombre vio que forcejeaba duramente para poder pasar su
cuerpo a  través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en
el que parecía  haber cesado  de forcejear, pues aparentemente no
 progresaba en su  intento.
 Parecía que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad,
 decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado
 del  agujero para hacerlo más grande y ahí fue que por fin la
 mariposa pudo  salir del capullo.
 Sin embargo al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y
 unas  alas pequeñas y dobladas. El hombre continuó observando, pues
esperaba que  en cualquier instante las alas se desdoblaran  y
crecerían lo suficiente  para soportar al cuerpo, el cual se contraería al
reducir lo hinchado que  estaba. Ninguna de las dos situaciones
sucedieron y la mariposa solamente  podía arrastrarse en círculos con
su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas...Nunca pudo llegar a volar.
Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fue que la
restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la
mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que
la  naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus
alas, para  que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.

Libertad y el volar,  solamente podrían llegar luego de la lucha.

Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privada su salud.

 Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida.Si
Dios  nos permitiese progresar por nuestras vidas sin obstáculos,
nos  convertiría en inválidos.
 No podríamos crecer y ser tan fuertes como podríamos haberlo sido.
Cuantas veces  hemos querido tomar el camino corto para salir de dificultades,

tomando  esas tijeras y recortando el esfuerzo para poder ser libres.
Necesitamos  recordar que nunca recibimos mas de lo que podemos
soportar y que a  través de nuestros esfuerzos y caídas, somos fortalecidos,
 así como el oro es refinado con el fuego.
Nunca permitamos que las cosas que no  podemos tener, o que no
tenemos, o que no debemos tener, INTERRUMPAN NUESTRO GOZO DE
LAS COSAS QUE TENEMOS Y PODEMOS TENER.
 DISFRUTEMOS CADA  INSTANTE DE CADA DIA POR LO QUE TENEMOS Y NOS HA SIDO OTORGADO....

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