lunes, 27 de junio de 2011

EL SEÑOR VISHNÚ

El señor Vishnú estaba tan harto de las continuas peticiones de su devoto, que un día se apareció ante él y  le dijo:

- He decidido concederte las tres cosas que deseas pedirme. Después no volveré a concederte nada más.
Lleno de gozo, el devoto hizo su primera petición sin pensarlo dos veces. Pidió que se muriese su mujer para poderse casar con una mejor. Su petición fue inmediatamente atendida.
Pero cuando sus amigos y parientes se reunieron para el funeral y comenzaron a recordar las buenas cualidades de su difunta esposa, el devoto cayó en cuenta de que había sido un poco precipitado. Ahora reconocía que había sido absolutamente ciego a las virtudes de su mujer. ¿Acaso era más fácil otra mujer tan buena como ella?
De manera que pidió al Señor la volviera a la vida. Con lo cual sólo le quedaba una petición que hacer. Estaba decidido a no cometer un nuevo error, porque esta vez no tendría posibilidad de enmendarlo.
Y se puso a pedir un consejo a los demás.
Algunos amigos le aconsejaron que pidiese la inmortalidad. Pero ¿de qué servía la inmortalidad –le dijeron los otros- si no tenía salud? ¿ y de qué servía la salud si no tenía dinero? ¿ y de qué servía el dinero si no tenía amigos?.
Pasaban los años y no podía determinar qué era lo que debía pedir. ¿Vida, salud, riquezas, poder, amor...?
Al fin! suplico al Señor;
- Por favor, aconséjeme lo que debo pedir.
El Señor se  rió al ver los apuros del pobre hombre y  le dijo:
- Pide ser capaz de contentarte con todo lo que la vida te ofrezca, sea lo que sea.
Anthony de Mello

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