miércoles, 22 de junio de 2011

SIMPLICIDAD--EDWARD DE BONO

*El cerebro humano hace todo lo posible por simplificar la vida estableciendo patrones de rutina para la percepción y la acción. Una vez identificamos el patrón fluimos con él sin hacer mayor esfuerzo.

*Un experto es alguien que ha conseguido tomar decisiones y emitir juicios de una forma más sencilla, sabiendo en que se ha de centrar y qué ha de ignorar.
 
“ Pensar es un proceso complejo porque nunca hemos intentado que fuera fácil. Nos hemos enredado en intrincadas reglas de lógica y cualificaciones filosóficas, cuando la mayor parte del pen­samiento práctico tiene lugar en la «percepción». Siempre he creído que la mayoría de los errores no son de lógica, sino de percepción. David Perkins, de la Universidad de Harvard, me ha dicho que su investigación apoya este punto de vista y que casi el 90 % de las equivocaciones, en realidad se deben a errores de percepción.
Cuando comprendemos de qué modo la percepción se basa en la conducta de las redes neuronales del cerebro, como sistema de información autoorganizado, podemos diseñar herramientas muy sencillas para pensar. Estas herramientas son tan simples, que las utilizan los niños de cuatro años en la escuela (Clayfield College, Brisbane) y los altos ejecutivos de algunas de las corpo­raciones más grandes del mundo como Siemens (la corporación más gran grande de Europa).
Un explorador regresa de una isla recién descubierta. Dice que ha visto un volcán que sacaba humo y un extraño pájaro que no podía volar. ¿Qué más había allí? El explorador dice que sólo vio el volcán y el pájaro. Eso fue todo lo que le «llamó la aten­ción». Si se le envía de nuevo a la isla y se le da un sencillo mar­co para «dirigir la atención»: mira al norte y anota lo que ves. Luego, mira al este y anota lo que ves. Después al sur y al Oeste. Ahora, el explorador puede dirigir su atención a voluntad, en lugar de estar esperando a que algo interesante «capte» su aten­ción.”

*Con frecuencia la simplicidad implica renunciar a un valor por otro.
*¿Cómo se puede expresar  un concepto complejo de forma sencilla?

 

*La simplicidad antes del entendimiento es simplista; la simplicidad después del entendimiento es simple.
 
El simplismo 
Por supuesto, todo el mundo reivindica que la verdadera justifi­cación de odiar la simplicidad es que no es simple sino «sim­plista».

Es muy cierto que si alguien no comprende realmente un tema, puede que tenga un enfoque «simplista» del mismo. Si un go­bierno no tiene bastante dinero, ¿por qué no imprime más bille­tes? Esto es un enfoque simplista, que en el pasado condujo a una altísima inflación en muchas economías de Sudamérica. Esta práctica sólo tocó a su fin cuando se comprendió mejor el monetarismo.

«Si das más dinero a la gente, todos están contentos.» Esta es una visión bastante simplista de la naturaleza humana.

 El exceso de simplificación 
El exceso de simplificación no significa lo mismo que “simplista”­. Simplista quiere decir que no se entiende un tema y entonces tiene un enfoque simplista. Simplificar en exceso implica se ha simplificado demasiado un asunto y que se han pasado por alto aspectos importantes. Muchos economistas creen que el “monetarismo” antes mencionado, es un «exceso de simplificación» de la dinámica de la inflación. En la práctica funciona, pero al precio de inhibir el crecimiento.
Nos hemos excedido en la simplificación. Hay quien cree que la arquitectura moderna ha ido demasiado lejos en su afán de buscar una simplicidad elegante.

¿ Cuándo se ha de detener el proceso de simplificación?

Cuando estoy dando una charla escribo continuamente sobre las transparencias que pongo en el retroproyector. Me llevaría mucho tiempo dibujar figuras humanas completas, por eso hago sencillas figuras con rayas. ¿Por qué no simplificar aún más las cosas dibujando cortas líneas verticales para representar a las personas? Porque dichas líneas no se podrían identificar como personas. Lo que se ha ganado en simplicidad se ha perdido en claridad de comunicación.

*Para simplificar un tema realmente es preciso conocerlo muy bien.

El gran dilema 
Para simplificar algo, se ha de conocer muy bien el tema. A con­tinuación viene una cita de uno de los tres premios Nobel que es­cribieron los prólogos de mi libro, I am Right, You are Wrong:

A simple vista la obra puede parecer un tanto simplista debido a su estilo, pero reflexionando sobre ella es muy profunda y perspicaz. Los temas complejos, realmente se pueden explicar en términos sencillos, si el exponente posee un gran conocimiento sobre la ma­teria. De Bono es un maestro en este arte y describe en palabras cla­ras cómo y por qué piensan los humanos.

Ivan Giaever

*Es imposible distinguir entre la verdadera simplicidad y un enfoque simplista, a menos que se conozca muy bien el tema. De lo contrario, tu opinión puede demostrar tu ignorancia.

*Una metáfora proporciona un modelo a través del cual podemos contemplar con mayor facilidad los asuntos abstractos.
  
*Es esencial tener las cosas muy claras respecto a dónde se busca la simplicidad, por qué razón y a quién beneficia.
 
*Como es habitual con la simplicidad, es necesario tener muy claro por qué se busca y a quién beneficia.

¿Se busca la simplicidad en la producción?

¿Se busca la simplicidad de uso?

¿Se busca la simplicidad de mantenimiento?

¿Se busca la simplicidad de operación?

¿Se busca la simplicidad de reparación?

Se pueden citar todavía más cosas. Los que hacen funcionar un sistema no siempre son los usuarios. El piloto de un avión no for­ma parte de los pasajeros. El tendero no es lo mismo que los clientes. En el caso de un coche, el fabricante puede ser también el usuario.

Es posible que con un diseño se puedan cubrir muchas de las aplicaciones de la simplicidad. No obstante sigue siendo muy im­portante que las distintas aplicaciones estén claras en nuestra mente. ¿ Se va a simplificar el sistema de pagar impuestos para beneficiar a los contribuyentes o para beneficio del Ministerio de Hacienda Pública?
 
*Si expones algo con simplicidad, estás a merced de quienes no entienden ni el tema ni la simplicidad.

Demasiado simple 
Debe haber peligros en la simplicidad, de no ser así ¿por qué habríamos inventado tantas palabras para describir cosas que son muy sencillas?:

simplista
exceso de simplificación
simp1ismo
simple
simplón

Uno de los riesgos antes mencionados es que si expones algo de manera muy sencilla, los que no conocen bien el tema no tie­nen otra opción que considerarlo simplista. Esto es un peligro real.

A su vez, refleja que si no se conoce bien el tema, lo que consideras simple, en realidad, puede ser «simplista».

Puesto que nadie puede conocer todos los temas, es muy difícil diferenciar la simplicidad excelente del simplismo.

*La riqueza y la complejidad no son la misma cosa. La riqueza es una elección deliberada, la complejidad no es más que la ausencia de simplicidad.
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El exceso de simplificación es real. El peligro es que ciertos asp­ectos, factores, elementos o consideraciones importantes no se tienen en cuenta. El «intercambio» entre el valor de la simplicid­ad y el de la globalidad se ha decantado demasiado a favor de la simplicidad. Aquí me estoy refiriendo a la simplificación genuina de alguien que conoce el tema y se está esforzando por hacer que una operación sea lo más sencilla posible.

Incluso con este tipo de exceso de simplificación, no necesitamos mirar hacia «delante» ni hacia «atrás». El gran aumento en la capacidad operativa (capacidad de funcionamiento), puede compensar la carencia de sentido global.

Los anoréxicos son personas desgraciadas que llevan tan lejos el afán de adelgazar, que se convierte en una obsesión y en un grave ­problema médico. También es posible padecer una especie de “anorexia de la simplicidad”.
 
*En el proceso de desarrollo de una idea, ésta puede empezar siendo simple, complicarse después y volver a simplificarse. Si se excluye la
complejidad, puede que también se excluya el crecimiento.

La simplicidad puede frenar la evolución 
Unas veces, un sistema empieza siendo sencillo y luego se com­plica, para volver a simplificarse. Este puede ser un proceso normal de evolución y de cambio. Si se anula la fase «compleja», ese sistema no podría evolucionar o adaptarse.

Las ideas pueden volverse más complejas cuando intentan abar­car un mayor número de situaciones. Luego, se vuelven a simpli­ficar, cuando se descubre algún principio subyacente. Esa ha sido la historia de la ciencia (y en menor grado, la de la filosofía, donde la complejidad es un valor aceptado).

Si un sistema se mantiene estrictamente simple, porque cual­quier modificación amenazaría la simplicidad, es posible que estos cambios de adaptación sean excluidos.

*Los conceptos son la forma que tiene el cerebro de simplificar el mundo y las acciones. Un concepto es lo bastante amplio, borroso y vago como para cubrir muchas posibilidades.
*La claridad es la simplicidad de percepción.
*Cada uno de los enfoques, métodos y sugerencias expuestos en este libro se puede aplicar fácilmente en el diseño de una vida más sencilla, así como en el de cualquier otra cosa que se desee simplificar. Sólo necesitas tener claros tus valores, prioridades y consideraciones.

Los sueños y la realidad
Hay muchas personas que viven una vida sencilla, porque no tie­nen otra opción.
Hay personas que han elegido deliberadamente vivir una vida sencilla.
Otras, ansían genuinamente vivir una vida sencilla.
Hay muchas personas que sueñan con una vida sencilla, siempre y cuando nunca tengan que hacerla realidad.
Hay muchos «expertos» en vidas sencillas.
Hay muchos libros sobre «vidas sencillas».

La complejidad de una vida sencilla
La ley de Parkinson decía que el «trabajo se expande para llenar el tiempo asignado al mismo». Debería haber una ley de la com­plejidad que dijera lo siguiente:
«Siempre se creará la suficiente complejidad para llenar la nece­sidad de complejidad.»

En la «vida aparentemente sencilla» de los monasterios y conven­tos existen capas de complejidad en las relaciones personales, jerarquías, desaires, disputas territoriales, etc. Lo que a simple vis­ta puede resultar sencillo, en el fondo puede ser cualquier cosa menos eso.

¿Qué podría ser más sencillo que encender la luz y tener luz, ca­lor para cocinar, calor para calentarse, refrigeración, etc.? Si tie­nes que obtener todas estas cosas sin electricidad, la vida se vuel­ve mucho más complicada.

Regla 3. Has de comprender muy bien el asunto

Has de saber muy bien lo que estás intentando hacer. Has de te­ner muy claros los valores. Has conocer a fondo las múltiples consideraciones en las que has de pensar. Si estás intentando comprender una situación o proceso has de conocerlo muy bien. Si no es así, el resultado de tus esfuerzos será el «simplis­mo», en vez de la simplicidad. La verdadera simplicidad procede de un buen entendimiento. Anteponer la simplicidad al verda­dero entendimiento no sirve de nada. La simplicidad que tiene valor es la que viene tras la comprensión.

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