martes, 21 de junio de 2011

LA PAZ QUE NACE DEL ENTENDIMIENTO

La señal más evidente de que seguimos un proceso
armonioso es la aceptación de las acciones de los
demás como su adecuada e inevitable expresión de vida
y la aceptación de nuestras acciones como nuestra
adecuada e inevitable expresión de vida.

Actuar así nos lleva a la paz
y al respeto.

No hay efecto sin causa
ni resultados sin antecedentes.

Manifestamos nuestros procesos de vida
en las relaciones, igual que lo hacen los demás.

Cada mente que dirige la acción
sigue un sistema de creencias particular
y unos propósitos propios
que corresponden a las circunstancias de cada
personalidad y del estadío que atraviesa.

El operador, quien actúa,
sólo tiene una opción para elegir
y es la que realiza
limitado a sus propias condiciones.
Aunque los observadores o quienes pretenden juzgarlo
refieran que hay muchas opciones distintas,
el operador está impulsado a actuar
según su percepción y su voluntad
que lo llevan a la elección que asume.
Sólo cuando entendemos nuestras experiencias
y somos conscientes del efecto que nos causaron
y que causaron a otros,podemos modificar
nuestras actitudes y comportamientos.
Entonces la consciencia y el propósito
pueden guiar nuestros cambios.
Un aforismo antiguo enseña:
"debes haber recorrido los senderos
de aquellos a quienes pretendes juzgar
para comprender las acciones de sus vidas".

Los tontos actúan como tontos
y los sabios como sabios
según la mente que dirige cada vida,
y la adversidad puede ser un gran maestro
cuando nos damos cuenta
que no hemos alcanzado nuestra paz.

Hugo Betancur (Colombia)

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