Un relato oriental muy divulgado nos describe los efectos de una tormenta
de nieve sobre dos árboles, el sauce y el roble.
Mientras transcurre la tormenta, el roble mantiene sus rígidas ramas
extendidas y la nieve, inevitablemente, se va amontonando encima.
Mientras transcurre la tormenta, el sauce dobla sus ramas ante el peso de
la nieve que se desliza hacia el suelo porque no encuentra resistencia.
Llega un momento en que la nieve acumulada quiebra muchas ramas del roble y
las desgaja ruidosamente.
Pasada la tormenta, el sauce exhibe sus ramas completas y el roble aparece
devastado.
Estos dos símiles nos confrontan con nuestras actitudes y comportamientos
ante las situaciones de la vida. Según actuemos -duros e implacables, o
tolerantes y flexibles-, el resultado de nuestra relación con los sucesos
será diferente.
La resiliencia* es la disposición a mantener nuestra autonomía y nuestra
paz ante los eventos adversos que experimentamos.
La resiliencia nos permite mantener nuestra integridad después de las
circunstancias difíciles que atravesamos. Obviamente, cada uno de nosotros
es afectado por lo que sucede; sin embargo, cuando hacemos ajustes para
fluir armoniosamente con la vida, no nos quedamos rezagados, pasmados ni
estancados -las aguas estancadas se enturbian inexorablemente y se rancian.
La supervivencia eficiente de los seres humanos está fundamentada en la
adaptabilidad, que es la posibilidad de cambiar y atender las dificultades,
los conflictos y las crisis oportunamente.
La adaptación es una disposición de acomodamiento con "lo que es"; es
nuestra reacción de acoplamiento y resolución ante los eventos actuales
-nos abrigamos o nos resguardamos ante la lluvia y el frío en el invierno;
nos ponemos las ropas livianas y salimos afuera despreocupadamente en el
verano.
Cuando interactuamos con otros, podemos ser afectados por sus decisiones o
sus acciones, y podemos afectarlos a ellos también.
Los obstáculos que encontramos en nuestro itinerario de viajeros son retos
que debemos atender; retrasamos nuestra jornada cuando los evadimos o los
rechazamos, porque están allí para motivarnos y para inspirar la
creatividad de nuestras mentes.
Nuestros escapes significan nuestra renuncia a participar.Evadimos las
situaciones y la reciprocidad en las relaciones que hacen parte de nuestro
presente y nos escabullimos. Probablemente aquello que relegamos quede
pendiente por hacer; quizá se convierta en una deuda en nuestras mentes o
en una carga amarga.
Si eludimos las tareas y acciones que nos corresponden, posiblemente
optemos por mostrarnos como víctimas, o como actores apesadumbrados
recitando nuestros amargos reclamos y lamentos mientras la vida nos sacude
requiriéndonos los cambios inaplazables que nos pueden liberar del
sufrimiento.
La resiliencia nos hace flexibles y tolerantes; promueve nuestra fortaleza
y nuestra comprensión.
Ante los acontecimientos imprevistos que nos causan conmoción, podemos
elegir la preservación de nuestra paz y nuestra confianza en la
prodigalidad de la vida, aceptando que otros nos asistan y nos guíen
cuando nos sentimos abrumados, o podemos elegir la confusión y el
desasosiego esperando que otros hagan lo que nos corresponde o eludiendo
nuestro rol en las escenas eventuales.
Si mantenemos nuestras mentes cerradas y temerosas nos mostramos
vulnerables y apáticos mientras las situaciones presentes nos piden
soluciones y modificaciones. Las mentes cerradas tienen escasos
intercambios con su entorno, son avaras para aportar y desconfiadas para
asimilar lo que requieren para su progreso.
Probablemente no retrocedamos en la escala evolutiva. Es posible que nos
resguardemos temporalmente bajo nuestros disfraces de autosuficientes, o de
marginados y conformistas, o de desvalidos, lo que nos impide progresar y
aprender; nos estancamos y languidecemos mientras la vida debuta ante
nuestros ojos con su prodigiosa sinfonía de luz, color, movimiento y sonido
–quizá desdeñamos nuestros talentos de danzantes y nos comportamos como
apagados y tímidos espectadores, anónimos observadores del escenario desde
la penumbra.
**Resiliencia: *
1. f. Psicología. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones
que nos afectan y superarlas.
2. f. Mecánica. Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar
energía de deformación.
Por Hugo Betancur M.D.
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