Me concedo a mi mismo el permiso de hacer lo que me gusta, en vez de hacer lo que los demás esperan de mi. Me concedo a mí mismo el permiso de ser quien soy, en lugar de hacer importante lo que otro piensa que yo debería ser. Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar. Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que quiero. Me concedo a mí mismo el permiso de decir lo que pienso, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene. Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de los mismos. Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo Estos permisos esenciales condicionan nuestra forma de ser y ser persona es el único camino para volverse autodependiente. Estos permisos me permiten finalmente ser auténticamente quien soy. El camino de la autodependencia es el camino de hacerme cargo de mí mismo. Versión libre de un texto de Jorge Bucay |
jueves, 10 de noviembre de 2011
Me concedo -
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