lunes, 12 de marzo de 2012

El principito

Entonces apareció el zorro.
-Buenos días- dijo el zorro.
-Buenos días- respondió cortésmente el principito.
-¿Quién eres?- dijo el principito-. Eres muy lindo...
-Soy un zorro-dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo- le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...
-No puedo jugar contigo- dijo el zorro-. No estoy domesticado.
-¡Ah! Perdón- dijo el principito.
Pero, después de reflexionar, agregó:
-¿Qué significa domesticarâ?
-Es una cosa demasiado olvidada- dijo el zorro-. Significa crear lazos.
-¿Crear lazos?
-Sí- dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante
a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy
para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas,
tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré
para ti único en el mundo...
-Empiezo a comprender- dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha
domesticado. ..
 ******

Pero el zorro volvió a su idea:
-Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las
gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un
poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido
de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen
esconder bajo la tierra.
El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además,
¡mira!¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es
inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú
tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado,
¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido
del viento en el trigo...

El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
-¡Por favor... domestícame!- dijo.
-Bien lo quisiera- respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo
que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen las cosas que se domestican- dijo el zorro-. Los
hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a
los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya
no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!

******                                        

Al día siguiente volvió el principito.
-Hubiese sido mejor venir a la misma hora- dijo el zorro. Si vienes, por
ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las
tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me
sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si
vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón...
 Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito?- dijo el principito.
-Es también algo demasiado olvidado- dijo el zorro-. Es lo que hace que
un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas.
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la
partida: -¡Ah!... dijo el zorro-. Voy a llorar.
-Tuya es la culpa- dijo el principito. No deseaba hacerte mal pero
quisiste que te domesticara.
-Sí- dijo el zorro.
-¡Pero vas a llorar!- dijo el principito.
-Sí- dijo el zorro.
-Entonces, no ganas nada.
-Gano- dijo el zorro-, por el color del trigo.
Luego agregó:
-Ve y mira nuevamente las rosas. Comprenderás que la tuya es única
en el mundo.
Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver nuevamente a las rosas.

******                                       
Y volvió hacia el zorro:
-Adiós- dijo.
-Adiós- dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien
sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. El tiempo que
perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante. Los
hombres han olvidado esta verdad. Pero tú no debes olvidarla. Eres
responsable para siempre de lo que has domesticado.
Eres responsable de tu rosa...

Antoine de Saint-Exupéry

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