"La gente que aparece en nuestra vida y con la que estamos de acuerdo y
compartimos intereses similares, f¦áciles de aceptar, nos enseñan de hecho
muy poco. Pero, aquellos otros capaces de sacarnos de quicio y
encolerizarnos a la menor provocación son nuestros verdaderos maestros.
La persona que realmente puede perturbar tu estado de paz es
aquella que te recuerda que no te encuentras verdaderamente en el
estado de paz o iluminación que brota de la confianza.
En ese momento, esta persona se convierte en tu mejor maestro y es a ella
a quien debieras dar las gracias; y a Dios, por haberla enviado a tu vida.
Cuando llegue el día en que puedas trascender la cólera, la rabia y la
alterac¦ón que esa persona parece provocar, y decirle: «Gracias por ser mi
maestro», habrás reconocido a un compañero del alma.
Todo aquel que aparezca en tu vida y pueda sacarte de quicio y
hacerte sentir frenético es un maestro disfrazado de ser
manipulador ,desconsiderado,frustrante y no comprensivo.
La paz iluminadora significa que no sólo estás en paz con aquellos que
comparten tus intereses y que est¦án de acuerdo contigo, o con los extraños
que van y vienen, sino tambi¦én con aquellos maestros que te
recuerdan que todavía te queda mucho que hacer para estar en
paz contigo mismo.
Da gracias por todos esos grandes maestros espirituales que han aparecido
en tu vida en forma de hijos, cónyuges actuales o pasados, vecinos
irritantes, compañeros de trabajo, extraños detestables y otras personas
similares, pues ellos te ayudan a permanecer en estado de paz e
iluminación.
Te permiten saber día a día cuánto trabajo te queda realmente
por hacer, y en qué aspectos no has logrado aún dominarte a ti mismo."
Wayne Dyer
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